Por el honor de los peces
En un intento por entender nuestro tiempo, sugiero mirar los acontecimientos de refilón en lugar de hacerlo de frente; las[…]
En un intento por entender nuestro tiempo, sugiero mirar los acontecimientos de refilón en lugar de hacerlo de frente; las pequeñas cosas aparentemente insignificantes más que las noticias anunciadas a bombo y platillo. Evidentemente, esta mirada de soslayo puede estar equivocada, pero ¿es más engañosa que los grandes espectáculos mediáticos? Lo que más me llama la atención en este principio de año es la aparición de un movimiento de defensa de los peces de cultivo. Una asociación con ramificaciones internacionales difunde en internet escenas filmadas clandestinamente en las que se ve cómo mueren miles de truchas de criadero, especialmente en Francia y en Estados Unidos. El modo de aniquilación de estos peces no es de los más atroces: se añade dióxido de carbono al agua de los estanques para que nuestro futuro alimento se asfixie en aproximadamente tres minutos. Pero los activistas están indignados por esos tres minutos de sufrimiento, lo que supone que los peces tienen una conciencia alerta, aunque estén privados de la palabra. El mismo debate se aplica al ganado asesinado. ¿Sufre? ¿Debemos prescindir del pescado además de prescindir de la carne?