¿Qué máscara te pones hoy?
En nuestro día a día conocemos a innumerables personas que creemos que rebosan de éxito o de buena reputación en[…]
En nuestro día a día conocemos a innumerables personas que creemos que rebosan de éxito o de buena reputación en el terreno profesional, y sin embargo en su interior se encuentran deprimidas o insatisfechas con su vida. Proyectan una falsa apariencia de ser eficaces y simulan ser perfectos en todo lo que hacen. Muchas veces, o mejor dicho, demasiadas veces los seres humanos nos creamos ilusiones o corazas como método de protección para disminuir nuestra ansiedad e inseguridad que podemos estar sintiendo.
En el antiguo teatro griego los actores que salían a escena solían utilizar tres máscaras: Tragedia, Comedia y Drama, con ellas interpretaban a los distintos roles de la obra así como los sentimientos que querían transmitir con ese personaje.
Bajo este contexto, podríamos definir una máscara como una cobertura - no física- de la cara, que quién la usa comunica una identidad diferente a la propia. Tanto en nuestra vida personal, bien sea con nuestros amigos o familiares, como en nuestra vida profesional ante los demás compañeros de la oficina o potenciales clientes. Utilizamos una cantidad máscaras que responden a nuestros distintos roles del día a día, y que no siempre se corresponden con nosotros mismos, sino por cómo queremos que los demás nos vean o mejor dicho, nos reconozcan.
Antes de continuar leyendo, te propongo que hagas un ejercicio de auto reflexión para conocerte mejor a ti mismo. Piensa en cómo actúas cuando te encuentras frente a tu jefe, un cliente, tu esposa y tus amigos. Tómate cinco minutos para meditarlo. Quizá piensas que eres igual con todo el mundo, o que eres totalmente diferente según a quién tengas delante. Cuanto más distante es la máscara que usemos de lo que en realidad somos nosotros, menos libres nos sentiremos, llevándonos a vivir un estado de frustración total.
Es curioso, que detrás de cada máscara siempre se encuentra el mismo común denominador. El miedo. Miedo por expresarnos, a ser juzgados, a ser contradichos. Cada persona lucha frente a este sentimiento con distintas máscaras. Algunos son fríos y se muestran indiferentes ante situaciones vulnerables. Otros se refugian en una personalidad hostil como manera de sentirse seguros. Esta sensación, no solo nos hace ponernos una personalidad distinta a la nuestra, también nos retiene y nos encarcela en una prisión de frustración e inseguridad que solo se hace más difícil de escapar con el paso del tiempo.
De esta manera, a lo largo del día nos encontramos con que nos hemos vuelto un actor de la antigua Grecia, donde hemos ido cambiando de máscara en relación al personaje que nos ha tocado interpretar en ese momento.
Podemos ver multitud de ejemplos. Personas que aceptándose a sí mismas han salido adelante en el terreno profesional. Es el caso de Travis Kalanick, fundador de Uber o Nick Woodman fundador de GoPro o también de los fundadores de Airbnb, Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk. Emprendedores que simplemente creyendo en sí mismos han construidos imperios de la nada. Conocerse a uno mismo, tiene multitud de ventajas. En el terreno laboral, seremos más felices realizando nuestro trabajo, más productivos y por tanto realizados con nosotros mismos. Mientras que en el terreno personal, notaremos como nos libramos de una carga que nos perseguía sin cesar, manteniendo relaciones más duraderas y saludables.