¿Qué significa el número cuarenta en la Biblia?
Cuaresma, del latín tardío «quadragesima», significa 40 días, un número que no fue escogido al azar para este periodo de[…]
Cuaresma, del latín tardío «quadragesima», significa 40 días, un número que no fue escogido al azar para este periodo de reflexión que se abre con el miércoles de ceniza y se prolonga hasta la Semana Santa. Cuarenta fueron los días que pasó Jesús en el desierto antes de iniciar su vida pública, pero ¿por qué precisamente 40?
«La referencia básica en la Biblia al número cuarenta son los cuarenta años pasados en el desierto por el pueblo de Israel (no solo por Moisés). También se habla de los cuarenta días que estuvo Elías en el monte Horeb. Las tentaciones de Jesús aluden a los cuarenta días de éxodo», explica Santiago Guijarro, catedrático de Nuevo Testamento en la Facultad de teología de la Universidad Pontificia de Salamanca.
El número 40 aparece en más de cien ocasiones en la Biblia:
-Cuando Dios envió el diluvio, «cuarenta días y cuarenta noches estuvo lloviendo sobre la tierra» (Génesis 7,12)
-«Isaac tenía 40 años cuando se casó con Rebeca» (Génesis 25,20). También Esaú cuando contrajo matrimonio con Judit (Gén 26, 34)
-Moisés guió al pueblo de Israel durante 40 años por el desierto hasta la Tierra Prometida y pasó 40 días de oración en el monte Sinaí antes de recibir las Tablas de la Ley (Deuteronomio 9, 9-11). De Moisés reza la Biblia que vivió 120 años (Dt 34,7), una vida que San Esteban dividió en tres etapas (Hch 7, 20-40): 40 años en Egipto, otros 40 como pastor en la tierra de Madián y 40 años de travesía por el desierto.
-Los 12 espías de Israel exploraron la tierra de Canaán durante 40 días (Num 13, 25)
-Los que cometían un exceso y eran castigados no debían recibir «en ningún caso» más de cuarenta azotes «para evitar que aquel compatriota sufra un castigo demasiado duro y se sienta humillado», según el Antiguo Testamento. (Dt 25,3)
-Goliat desafió a los israelitas por espacio de 40 días (1 Sam 17,16) hasta que fue vencido por David
-David reinó 40 años (1Re 2,11), el mismo tiempo que su antecesor Saúl (Hch 13, 21) y que su hijo Salomón (1Rey 11, 42)
-El profeta Elías pasó 40 días en ayunas en el desierto hasta encontrarse con Dios en el monte Horeb (1Re 19,8)
-Jonás anunció que Nínive sería destruida a los 40 días s(Jon 3,4)
-Jesús fue presentado en el Templo a los 40 días de su nacimiento (Lc 2, 22) tal como mandaba la Ley (Lv 12)
.Cuarenta días pasó Jesús en el desierto (Mt 4,2) y tras su crucifixión, el tiempo en el que se apareció a sus discípulos fue precisamente de 40 días (Hch 1,3) antes de la Transfiguración.
«Es por tanto un hecho evidente el tener en cuenta el sentido del número 40 que se halla en la base del Antiguo y del Nuevo Testamento. No se trata de un simbolismo secundario, sino constitutivo», afirmaba el salesiano José Aldazabal Larrañaga en su obra «Celebrar la Cuaresma».
«El sentido bíblico más antiguo es probablemente un tiempo en que Dios ejerce su fuerza amenazadora con vistas a la conversión. Este sería el sentido principal de los 40 días del diluvio», según Aldazábal, quien señala que «es también el tiempo en que Dios pone a prueba a su pueblo cuando le dice: «Y tienes que acordarte de todo el camino que Jehová tu Dios te hizo andar estos cuarenta años en el desierto, a fin de humillarte, de ponerte a prueba para saber lo que estaba en tu corazón, en cuanto a si guardarías sus mandamientos o no».
«En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades», se explica en Aciprensa.
Para la Iglesia el número de 40 días siempre ha sido un tiempo de penitencia, marcado por el ayuno. La Cuaresma se prolonga durante 6 semanas hasta el Sábado Santo. Como los domingos no se ayuna, el número 40 se obtiene multiplicando las 6 semanas por los restantes 6 días de la semana (6x6=36) y se agregan cuatro días. De ahí que comience el miércoles de ceniza.
«La duración de la Cuaresma tiene, sin duda, también su origen en los acontecimientos del éxodo», subraya Guijarro antes de relatar cómo «inicialmente reproducía el proceso de los catecúmenos hasta llegar al bautismo, un proceso en el que se reproducía la experiencia de encuentro con Dios vivida por el pueblo en aquellos momentos fundantes».