¿Quedarnos como estamos?
Uno despide 2018 sin la menor nostalgia y saluda 2019 sin apenas esperanzas. El año que acaba ha sido el[…]
Uno despide 2018 sin la menor nostalgia y saluda 2019 sin apenas esperanzas. El año que acaba ha sido el de los fracasos. Fracasó la cumbre del clima, la del comercio, la de las migraciones, el Brexit sigue sin resolverse y un muro invisible ha vuelto a dividir Europa casi como el de cemento y alambradas, aunque ahora son los países del Este los que lo levantan. Los norteamericanos se van de Siria, de Afganistán, hartos de guerras que son incapaces de ganar, y los rusos intentan reconstruir el imperio soviético. Angela Merkel, uno de los pocos pilares de estabilidad, anuncia su retirada, y a Macron se le sublevan quienes lo habían elegido. El liberalismo retrocede y el autoritarismo avanza. El Banco Central Europeo anuncia que cesará de comprar deuda de los Estados miembros y estos se embarcan en programas de gastos por encima de sus posibilidades. La izquierda sufre derrota tras derrota, la derecha se divide y el centro se evapora porque todo el mundo ha huido hacia su extremo. Nadie está contento, todos, jóvenes, viejos, mujeres, hombres, empleados, desempleados, sindicalistas, empresarios reclaman y los políticos prometen sabiendo que no van a poder cumplirlo, la fórmula perfecta del estallido que los expertos anuncian como otra crisis económica.