Rajoy quiere también tiempo y busca la complicidad de Hollande
El presidente de gobierno español inicia la próxima semana una frenética actividad en Europa. Mariano Rajoy sabe bien que en las próximas semanas se juega, sin duda, el futuro económico de España.
El presidente de gobierno español inicia la próxima semana una frenética actividad en Europa. Mariano Rajoy sabe bien que en las próximas semanas se juega, sin duda, el futuro económico de España y, consciente de que agosto concluye sin que se hayan despejado algunas incertidumbres, trata de salir al paso de lo peor. Lo peor es que, como prevén la mayor parte de los expertos, en septiembre aumente la presión de los mercados sobre la prima de riesgo española, alimentados por declaraciones que pongan de manifiesto que España sigue teniendo pendiente la solución de algunos graves problemas.
Es más que probable que Mariano Rajoy vaya a adoptar en su rally europeo un discurso semejante al que ha llevado al primer ministro griego, Samarás, a reunirse con la canciller Merkel. No se trata de solicitar nuevas ayudas en forma de rescate, sino de pedir más tiempo para el cumplimiento de los objetivos. En este sentido, Rajoy puede aportar a todos los dirigentes europeos el claro compromiso de España de afrontar la crisis del sector financiero asumiendo el memorándum impuesto por la Unión Europea que la próxima semana dará un paso definitivo y sólo está pendiente del resultado de la auditoría de Oliver Wyman. Respecto al control del déficit y muy especialmente el de las Comunidades Autónomas, el presidente de gobierno puede presentar los importantes esfuerzos realizados y los que están por realizar en breve, pero que necesitan más tiempo para que se traduzcan en datos positivos.
El gobierno quiere transmitir que existe ya una actitud muy diferente a la que llevó a España a un fuerte y descontrolado crecimiento de la Deuda Pública. Pero Rajoy necesita más tiempo y una cierta complicidad por parte de Alemania para que no ocurra lo de la pasada semana: justo cuando los mercados se estaban relajando y había disminuido la prima de riesgo, las declaraciones de un responsable del Bundesbank volvieron a tensionar los mercados y colocaron de nuevo a España en el centro de la especulación. La misma petición que le hacia a la canciller alemana el primer ministro griego cuando se quejaba de que resultaba muy difícil privatizar una empresa helena al tiempo que algún dirigente alemán hablaba de la posibilidad de que Grecia saliera del euro.
Mariano Rajoy recibe primero la visita del presidente francés, François Hollande, y posteriormente se encuentra con Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, antes de recibir a Ángela Merkel, acompañada de un grupo de empresarios germanos.. Pretende de los dos primeros una cierta complicidad, especialmente del presidente francés. Y es probable que la consiga de ambos en un primer momento. Pero debe también tener claro que, si Merkel no cede y se tensa mucho la situación, ambos se colocarán del lado de la canciller. A fin de cuentas, Van Rompuy no deja de ser un empleado y Hollande un socio cualificado y a ninguno le interesa contrariar a la Merkel.
Convocadas ya las elecciones vascas y a un paso de que se convoquen las gallegas, Rajoy necesita tiempo. No puede mantener la presión sobre los gastos sociales de estos meses. Y espera que Europa lo entienda.