Repaso post-vacacional
Después de comprobar como el paso del pesimismo al optimismo es cuestión de tiempo y cada vez ese intervalo se estrecha más debido a una creciente volatilidad, lo que nos hace pensar, que estos periodos demuestran también que hay buenos momentos en los que el mercado es presa del pánico inversor, otorgando grandes oportunidades de compra.
Después de comprobar como el paso del pesimismo al optimismo es cuestión de tiempo y cada vez ese intervalo se estrecha más debido a una creciente volatilidad, lo que nos hace pensar, que estos periodos demuestran también que hay buenos momentos en los que el mercado es presa del pánico inversor, otorgando grandes oportunidades de compra.
No está de más repasar las citas importantes que tenemos antes que el próximo mes de agosto baje drásticamente el volumen en la negociación bursátil. El motivo es claro, la tregua que se toman las manos fuertes, tanto para descansar en un año tremendamente volátil, como también para evitar unos meses que por estacionalidad suelen ser bastante complicados.
Las reseñas más importantes se sucederán a partir de la segunda mitad de este mes, abriremos con las reuniones y comparecencias por parte de los bancos centrales, comenzando por el BOE, las expectativas son claras, la bajada paulatina de tipos hasta conseguir equilibrarse con sus competidores comerciales, pudiendo llegar a rozar el 0% durante este 2016 y teniendo en cuenta que la situación política no es nada clara, ante la posibilidad de la repetición de un nuevo referéndum y la huida de muchos de los máximos responsables políticos, parece haberse instaurado el miedo ante la incertidumbre, aunque por activa y por pasiva se ha repetido que la resolución del Brexit ya sólo depende de los políticos, al haberse realizado una consulta a la ciudadanía. El problema viene ante la creciente recogida de firmas y el escaso porcentaje diferencial que consiguió la salida de la Unión Europea frente a la permanencia dentro de la misma, con una limitada participación. La indecisión no tendrá pronta solución en UK, y todavía quedan muchos capítulos de una historia que está sin escribir.
Una semana después entra en escena el BCE, para ser más exactos el 21 de este mes. Las últimas medidas llevadas a cabo por Draghi no tienen un retorno positivo cortoplacista, y sólo una sorpresa positiva en forma de medida expansiva o regulatoria, podría incentivar una confianza muy mermada dentro de Europa. La FED entra en escena el 27 de julio, cierto es que es la economía que cuenta con los datos más positivos, con un crecimiento económico por encima de la media y una inflación, que aún lejos de los objetivos perseguidos, se sitúa en una posición privilegiada si realizáramos un ranking global. Aunque no todo son buenas noticias para USA, ya que el fantasma de la recesión sigue más presente que nunca, pues se sitúa en unos niveles anormales dentro de un ciclo de crecimiento en el que se presume que se encuentra. Para cerrar las intervenciones de los bancos centrales, debemos irnos al país del sol naciente, el BOJ entra en escena el 29 de este mes, un Abe reforzado después de su reelección en el parlamento, podría tomar partida con nuevas medidas de estímulo monetario, las últimas apreciaciones del yen, una vez nos hemos encontrado en un entorno de risk-on, podrían acelerar dichas medidas.
Todas las declaraciones se dirigirán hacia una postura pro-mercado, intentando no generar incertidumbre y haciendo ver una unidad global por parte de los diferentes entes económicos a nivel mundial. La unidad se sobrepondrá a la competencia existente, entre los diferentes países, dejando de lado el ahondar en ventajas que pueden ser mayores dependiendo del país que tome alguna decisión. La idea está clara, intentar dejar atadas las posibles incertidumbres que existen actualmente, y en eso los bancos centrales tienen mucho que decir. No dudemos ni un momento, que aunque nos encontremos en unas economías condicionadas y artificiadas por los propios entes económicos, son ellos los que establecen el camino a seguir y ponen las herramientas necesarias para que la economía en términos globales no recaiga en el ostracismo del pasado, aunque aún no haya podido valerse por sí sola para generar crecimiento.