¿Secular?

De hecho, ¿un estancamiento secular? ¿durará pues un siglo? ¡espero que no! El término anterior utilizado inicialmente en los años[…]

De hecho, ¿un estancamiento secular? ¿durará pues un siglo? ¡espero que no! El término anterior utilizado inicialmente en los años treinta del siglo pasado (no confundir con un escenario que ya arrastramos desde el siglo pasado...aunque reconozco que esta posibilidad me inquieta) se refiere a una economía atrapada en un escenario de bajo crecimiento e incapaz de acelerar su crecimiento potencial. Y estábamos hablando de un periodo largo, muy largo de tiempo.

¿Por qué? Naturalmente, todos inmediatamente pensamos en la inversión. Y en el caso de las economías desarrolladas, valoramos ahora tanto el menor stock de capital desde antes de la Crisis y las expectativas de problemas demográficos. ¿Qué resta? Precisamente la productividad para explicar el menor crecimiento potencial. Ser más productivo frente a ser más competitivo. ¿Cómo se hace esto? A través de la flexibilidad en la producción y eliminando rigideces. Lamentablemente, los posibles beneficios económicos son a medio y largo plazo; los problemas que plantean, sociales y políticos, son a corto plazo.

¿Y mejorando las condiciones financieras? Cualquier proyecto inversor requiere de unas perspectivas adecuadas de rentabilidad, una elevada visibilidad futura y unas condiciones favorables financieras. ¿Qué puede fallar en este planteamiento para que la inversión productiva no se recupere como se esperaba? Los bancos centrales tratan de lograr la última condición anterior a través de medidas monetarias tradicionales y ahora también a través de medidas extraordinarias. En Europa estamos en este proceso. Pero, por lo que respecta a la visibilidad del escenario futuro y la rentabilidad potencial la situación puede que no sea tan favorable. De hecho, en los años treinta se aludía a la falta de rentabilidad en la inversión para explicar este escenario de bajo (y estable) crecimiento. Como un círculo vicioso que se retroalimenta, debilidad de la demanda, rentabilidad baja de la inversión, tipos de interés reales nulos o negativos, deterioro de la inversión productiva frente a la financiera.

Pero, ¿por qué temer una productividad larvada baja en un contexto como el actual de elevado avance tecnológico? Quizás, sencillamente por eso: el avance en la tecnología de la información no es comparable a los avances tecnológicos anteriores durante el Siglo XIX y el Siglo XX.

¿Y la rentabilidad de la inversión? Elevado ahorro, baja demanda, tipos de interés reales bajos o negativos...¿cómo salir de esta atonía? ¿generando burbujas? Vivienda, tecnología. De nuevo, en mayor o menor medida, a través de seguir presionando al alza el precio de los activos y favoreciendo unas condiciones financieras muy laxas. Al final, preponderando el efecto riqueza y facilitando el desapalancamiento de forma que deje margen para una mayor deuda. Bancaria o a través de los mercados mayoristas.

Quizás la inversión pública, si es importante, nos ayude a superar el escenario de crecimiento bajo. Demasiado bajo. Naturalmente, todo lo anterior es teoría. Pura teoría.

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