Solo una cuestión de tiempo
¿Qué dirá hoy la Fed? Por un lado, la autoridad monetaria norteamericana no tiene muchos elementos nuevos a valorar sobre la política fiscal del nuevo Gobierno Trump a los que tenía en diciembre.
Ayer el Banco de Japón (BOJ) finalizó su reunión de dos días manteniendo su política monetaria.
¿Qué significa esto? Tipos de interés en -0.1 %, un techo en niveles nulos para el tipo de 10 años y compra de deuda por 80 tr. JPY al año.
¿Argumentación? No hay necesidad de cambiar. Eso sí, también consideró que el escenario de crecimiento mundial ha mejorado con fuerza (fijó incluso un final a esta fuerte aceleración, en marzo de 2019) al mismo tiempo que consideró el impacto positivo de la política fiscal expansiva. En Japón y a nivel mundial.
No, de reformas estructurales no escuché nada.
¿Qué dirá hoy la Fed? Por un lado, la autoridad monetaria norteamericana no tiene muchos elementos nuevos a valorar sobre la política fiscal del nuevo Gobierno Trump a los que tenía en diciembre. Pocos esperan novedades de la reunión. Y tampoco se han publicado datos económicos relevantes, lo que sin duda explica el tono ambiguo y hasta contrario en las dos comparecencias públicas recientes de la Presidenta Yellen. Quizás este viernes con la publicación de los datos de empleo de enero tengamos (todos, especialmente la Fed) más elementos de juicio para sustentar el mensaje de que "hacen falta más subidas de tipos para evitar riesgos a futuro" (Yellen).
Pero, como en el pasado reciente, lo importante ya no es tanto la decisión concreta como el sesgo que quede tras la reunión: anticipar una subida de tipos en marzo llevaría al mercado a descontar cuatro subidas de tipos en el año. Veremos.
La Canciller alemana reiteró ayer que la política monetaria en Europa es diseñada por el ECB de forma independiente. Respondía de esta forma a una cuestión tras la advertencia de un asesor del Gobierno norteamericano de que Alemania favorece una moneda infravalorada.
Nowotny del ECB simplemente consideró que en la última reunión de política monetaria no se discutió el tapering; anticipa que no se hablará del tema probablemente hasta el mes de junio.
Recuerden que el viernes pasado Weidmann y Knot advirtieron que un escenario de crecientes tensiones en los precios, con un crecimiento que se acelera, llevará a una progresiva eliminación de las medidas monetarias expansivas extremas.
Ayer conocimos que la inflación de la zona Euro repuntó hasta un 1.8 % anual en enero, desde el 1.1 % de diciembre y 0.2 % promedio del año pasado.
Naturalmente, factores como la energía (8.1 % desde 2.6 % en diciembre) y alimentos frescos (3.3 % desde 2.1 %) explican en su mayor parte la aceleración de la inflación.
La inflación subyacente se mantuvo en enero relativamente estable en niveles del 0.9 % anual.
También se publicó ayer que el crecimiento del área Euro se aceleró en el Q4 del año pasado hasta un 0.5 % trimestral, desde el 0.4 % y 0.3 % de anteriores trimestres. En cifra anual el crecimiento fue del 1.8 %, por encima del 1.7 % promedio del año pasado. Y el segundo año consecutivo donde el crecimiento estimado superó al potencial.
Por último, también ayer, conocimos que la tasa de desempleo bajó en diciembre hasta un 9.6 % desde el 9.7 % anterior. Y su nivel más bajo desde noviembre de 2009. ¿Qué cuándo alcanzará el nivel previo a la Crisis? Al ritmo actual deberíamos esperar hasta 2019.
De todos estos datos podemos extraer dos conclusiones: 1. El riesgo de deflación que motivó buena parte de los argumentos utilizados por el ECB para tomar medidas monetarias extraordinarias ya es ínfimo; 2. El output-gap se sigue reduciendo...a buen ritmo.
¿Son conclusiones suficientes para esperar que el ECB cambie el sesgo de la política monetaria? Probablemente no. Pero, sí lo son en mi opinión para anticipar que esto puede ocurrir más pronto que tarde. Incluyendo aquí que en el equilibrio de beneficios/costes de las medidas monetarias extremas poco a poco comienzan a pesar más los costes. Comenzando por el riesgo que supone para la estabilidad del sector financiero. Y de la estabilidad financiera a medio plazo.
Dicho todo lo anterior, es evidente que los principales bancos centrales se enfrentan a un escenario de claroscuros a la hora de diseñar su política monetaria a futuro. Y esto les lleva a ser muy prudentes a la hora de tomar decisiones, aunque esto suponga que ahora hablamos sólo de dos opciones: esperar o comenzar ya a retirar estímulos. Una decisión, esta última, valiente sin duda.