Todo pasa y algo queda para el ahorro
Difícil la semana vivida por ahorradores e inversores ante un cúmulo de noticias y acontecimientos que han repercutido de forma[…]
Difícil la semana
vivida por ahorradores e inversores ante un cúmulo de noticias y
acontecimientos que han repercutido de forma directa en la valoración de sus
carteras. La confrontación política con
motivo de la moción de censura ha creado todavía más confusión a la hora de
tratar de analizar las causas por las que la prima de riesgo y las cotizaciones
se han comportado como un tobogán. Tras el cambio de gobierno y resuelta, momentáneamente,
la crisis en Italia, las aguas parecen haber vuelto a su cauce, aunque han
dejado algunos posos que los ahorradores deberían tener en cuenta para no vivir
en la sorpresa permanente.
No ha sido
bueno, aunque ha pasado desapercibido, el dato de inflación del mes de mayo en
España al situarse en el 2 por ciento interanual. Es el más fiel reflejo de las
consecuencias de la subida del precio del petróleo en los últimos tiempos y una
grave amenaza para el ahorro, de persistir tal tendencia alcista en los
próximos meses. Y no sólo es malo para el ahorro, teniendo en cuenta que esta
misma semana se hacía público un informe que reflejaba que los salarios no se
habían incrementado en España en los últimos años, pese a la buena marcha de la economía. Con una inflación creciente, unos
bajos salarios no sólo impiden tener capacidad de ahorro sino también la
supervivencia económica y eso afecta a toda la actividad.
Es necesario
aludir al mal comportamiento en las últimas semanas de la renta fija, lo que
está provocando una cierta inquietud entre muchos ahorradores al contemplar
como se evapora una parte de su patrimonio. Son estos activos los que más están
sufriendo, lo que ha llevado a afirmar a muchos gestores que los inversores más
conservadores son los que peor pasarán este año. Sólo hay dos alternativas para
estos ahorradores: abandonar sus fondos de renta fija y colocarse en liquidez
sin esperanzas de rentabilidad o llevarlos a fondos de renta variable,
asumiendo el riesgo continuo de este tipo de mercados. Existe todavía otra
alternativa: apostar por el sector inmobiliario. Pero los precios ya están
altos y la iliquidez es un problema.