Un país mejor
Me acuerdo de Girondo, el poeta que cameló a Borges en las pampas del surrealismo, al entrar en la biblioteca[…]
Me acuerdo de Girondo, el poeta que cameló a Borges en las pampas del surrealismo, al entrar en la biblioteca de ABC para el acto de entrega de los premios Cavia. Y le robo una idea de sus apuntes callejeros: pienso en dónde guardaré los anaqueles, las lámparas, los invitados que me entran por las pupilas. Me siento tan lleno que tengo miedo de estallar... En la antesala, un camposanto de las letras españolas se apoya en el alféizar de los lienzos para vigilar las conversaciones. Chaves Nogales, Pemán, Foxá, González-Ruano, Alberti, Camba, Halcón, Víctor de la Serna, Jacinto Benavente, Rosales, Cela, Umbral, Campmany... En el patio sevillano hay colgada una luna. Y al llegar los Reyes, dos hombres brindan a mi vera casi a hurtadillas por la libertad. Las sensaciones son extrañas, acaso de consuelo o de esperanza. Una copa cae al suelo y el vidrio se esparce como las chispas de una bengala. Todo es una alegoría. Es como si se hubiera roto el gran espejo de España y, al desmoronarse las columnas y los techos, Mariano de Cavia hubiera rescatado del suelo el único trozo de cristal en el que aún podemos vernos. Un retal en el que se reflejan las palabras de Felipe VI: «La fórmula del éxito de ABC es la lealtad permanente a sus valores, muy destacadamente la defensa de España, de su unidad y sus principios constitucionales, de nuestros derechos y libertades».