Vigilemos la volatilidad

El índice de volatilidad es cómo el mercado mide la ansiedad y el miedo existente en el mismo. La propia volatilidad que está sufriendo el índice pone nerviosos a los inversores, y es que los últimos movimientos resultan al menos sospechosos y conviene analizarlos.

El índice de volatilidad es cómo el mercado mide la ansiedad y el miedo existente en el mismo. La propia volatilidad que está sufriendo el índice pone nerviosos a los inversores, y es que los últimos movimientos resultan al menos sospechosos y conviene analizarlos.

Coincidiendo con el vencimiento de derivados se liquidaron principalmente contratos de futuros del VIX, moviéndose por esta circunstancia millones de dólares en este mercado, llevando prácticamente todo este volumen a la nueva emisión que se dio el miércoles. Por el momento lo inversores siguen dando respaldo a este activo, pero los movimientos extraños que se han dado podrían disuadir la iniciativa inversora a la hora de tomar decisiones favorables sobre el VIX. 

Las sospechas por el momento, son sólo eso, sospechas. Los mercados de volatilidad son demasiado complejos para extraer conclusiones fáciles y de sencilla comprensión para el inversor principalmente minorista. Por el momento está en tela de juicio el movimiento que se ha dado, y más cuando el mismo coincide con la fecha de vencimiento. Por el momento los institucionales dan apoyo a la trasparencia del activo y niegan una posible manipulación que, de darse, provocaría las correspondientes sanciones y la restricción de negociación sobre el activo.

La evidencia que el VIX es algo más que un simple indicador sobre el miedo de los operadores, plantearía preguntas delicadas para sus supervisores, que han logrado convertir al activo en una pieza clave en el funcionamiento actual del mercado. Su capacidad de negociación y volatilidad se pudo ver en la corrección que tuvimos el mes de febrero, donde el VIX duplicó su valor y anulo las expectativas de tranquilidad en el mercado.

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