1.500 vs 370M€. La inversión que se juega Enagás en Francia e Italia

Enagás dibujó un plan estratégico en el que las interconexiones con Francia e Italia ocupaban un eje central, pero requieren inversiones de distinto calado

Enagás está muy pendiente de una agenda mediática de la política nacional que, esta semana, gira en torno al cara o cruz respecto al país con el que sería más conveniente establecer una conexión energética, Francia o Italia, y de la resolución sobre el lado de la moneda que acabe imponiéndose.

La empresa presidida por Antonio Llardén  presentó el pasado 12 de julio ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores su plan estratégico para el periodo comprendido entre 2022-2030.

Un plan en el que fiaba su futuro, y el de su dividendo, a las interconexiones europeas.

La nueva hoja de ruta de la gasista contemplaba invertir 2.775 millones de euros hasta 2030, que se elevarán hasta los 4.755 millones de euros incluyendo las interconexiones del plan REPowerEU, como parte de su plan estratégico focalizado en dos elementos vertebradores: lograr la seguridad del suministro energético de España, y acelerar el proceso de descarbonización de la empresa.

Y dentro de estos objetivos, las cantidades de inversión previstas en las interconexiones con Italia y con Francia eran muy distintas.

En el caso de la conexión con la nación italiana, la cotizada del IBEX 35 calculaba cifras de inversión cercanas a los 1.500 millones de euros hasta 2030. En el caso del estado francés, en cambio, la inversión sería de tan solo 370 millones de euros durante ese mismo periodo.

Enagás cimenta su posición estratégica para España

Enagás llevaba tiempo preparando el terreno para llevar a cabo esta actualización de su plan estratégico, como contó a finanzas.com el Director de Organización y Sostenibilidad de Enagás, José Miguel Tudela, en su entrevista con Social Investor,.

La alineación de la empresa con las propuestas europeas y el viraje de Pedro Sánchez en su intención de construir un gasoducto con Francia, tras la reticencia mostrada por Emmanuel Macron, por tanto, no parecen casuales.

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La presentación del plan estratégico de la gasista española se enmarcó entre dos momentos clave para el Gobierno, el de su rifirrafe diplomático con Argelia, y el de este órdago continental con el que Sánchez busca consolidar el papel vital de España para que países como Alemania reduzcan su dependencia de Rusia.

Un plan, por tanto, que buscó tanto la redirección de la empresa hacia un nuevo futuro sostenible, como la consolidación de su papel clave en las maniobras de política internacional del ejecutivo.

Objetivos que Arturo Gonzalo Aizpiri, el flamante nuevo consejero delegado de la empresa, defendió tanto en la presentación del plan estratégico como en Bruselas, donde quiso destacar el papel que puede tener la península ibérica a la hora de entender la energía como "elemento de solidaridad en Europa".

Las dudas del mercado respecto a la fuerza de los proyectos europeos

A pesar de incidir sobre la perspectiva eminentemente solidaria de su plan estratégico con el resto de Europa, Enagás sí ofreció cálculos en su plan estratégico sobre cómo podría repercutir a sus beneficios la construcción de estas interconexiones continetales.

De acuerdo a sus previsiones, la empresa podría registrar un crecimiento del ebitda ajustado por dividendos del 2 por ciento en tasa de crecimiento compuesto anual (TACC) durante el periodo 2022-2030.

Durante los ejercicios 2022-2026, la mejoría sería menos significativa (del 1 por ciento en tasa media anual), para incrementarse desde ahí, hasta 2030, hasta el 4 por ciento.

Apoyándose en este crecimiento esperado, además, Enagás también reafirmó su compromiso con la retribución a los accionistas durante la presentación de su plan estratégico.

Confirmó el crecimiento del 1 por ciento del dividendo marcado para 2021 y 2022 (a 1,70 y 1,72 euros, respectivamente) y el abono de 1,74 euros por título con cargo al ejercicio 2023 y hasta 2026.

Durante las semanas inmediatamente posteriores a esta presentación de su plan estratégico, no obstante, el mercado ponderó fuertemente las incógnitas sobre cuándo podrían ver la luz estos proyectos transeuropeos, penalizando a su cotización con recortes de hasta el 4,7 por ciento que llevaron a sus acciones a registros cercanos a los mínimos del año, fijados en torno a los 18,2 euros.

Desde ese momento y hasta fecha del 26 de agosto, en cambio, Enagás recuperó el terreno perdido, ganando un 4,3 por ciento y devolviendo el valor de sus títulos a un rango de los 19,34 euros que sigue la línea marcada por el consenso de analistas.

Un consenso que fija un precio objetivo promedio de 19,29 euros, y en el que predominan las recomendaciones de venta de los títulos.

Unos consejos de venta que expertos como Patricio Álvarez, de Bloomberg Intelligence, explicaban por las presiones a la baja que pueden sufrir los beneficios de la empresa, "debido al escaso crecimiento de la base de activos regulados y a los escasos beneficios de su cartera internacional".

La inversión en los activos europeos, por tanto, resultan vitales para una Enagás que queda a expensas de los movimientos políticos de un tablero de ajedrez en el que juegan España, Francia, Italia y Alemania.

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