Grifols y su gran desafío: los gastos financieros se comen casi la mitad del beneficio
El fracaso de la opa de Brookfield obliga a Grifols a acelerar la refinanciación de la deuda, que se está comiendo casi la mitad del beneficio
Grifols tendrá que volcar todos sus recursos en acelerar la reestructuración de su deuda, después de que la huida de Brookfield, que ya tenía comprometidos 11.000 millones de euros para ejecutar la operación, haya enfrentado a la compañía con sus viejos fantasmas, el exceso de endeudamiento.
El mercado siguió castigando este jueves al fabricante de productos hemoderivados ante la evidencia de que ahora tendrá que resolver la papeleta de la deuda en solitario. Esto supone una doble amenaza en el horizonte, más ventas de activos o, llegado el caso, una ampliación de capital.
A corto plazo, Grifols tiene que refinanciar el año que viene varios tramos de deuda en bonos y una línea de crédito revolving, por un total de unos 1.400 millones de euros, una operación que parece encarrilada.
“El Plan A es refinanciar” los 370 millones de euros en bonos que vencen en 2025, dijo el CEO de Grifols, Nacho Abia, en una entrevista con Bloomberg.
“Podríamos considerar pagarlos con nuestro flujo de caja, pero no queremos apretar demasiado.” La farmacéutica también está en conversaciones para extender la línea de crédito de 1.000 millones de euros que vence en noviembre de 2025, apuntó Abia.
La deuda neta de Grifols, un lastre para la cuenta de resultados
Desaparecido Brookfield de la ecuación, Grifols se ha puesto manos a la obra. El problema real es que la deuda neta está en 9.200 millones de euros, con una ratio de 6 veces el ebitda, lo que supone un importante lastre para la cuenta de resultados.
En concreto, los gastos financieros netos están consumiendo hasta el 45 por ciento de las ganancias de Grifols antes de intereses e impuestos (ebit) proyectadas para 2025, lo que implica un interés superior al 7 por ciento, según las estimaciones de Juan Ros, analista en Oddo.
"Creemos que los problemas de la compañía están lejos de solucionarse: la carga de intereses sigue siendo elevada y, en nuestra opinión, se necesita una mayor reestructuración financiera", recalcó este experto.
A similar conclusión llegó Pedro Echeguren, analista en Bankinter, tras recalcar que la empresa debe acometer ahora la refinanciación de la deuda en solitario. “Creemos que Grifols continuará vendiendo activos para lograr liquidez y que también podría ampliar capital”, dijo Echeguren.
Es más, aun en el caso de que Grifols diera los primeros pasos de la refinanciación en el sentido correcto, el abultado nivel de deuda sí es un obstáculo “a nivel de sentimiento”, apuntaron en Barclays.
Por eso, sin la refinanciación de la deuda de Brookfield, y con la generación de efectivo ya como un foco clave de los inversores, “el control de costes y la expansión de la generación de efectivo en las ganancias trimestrales es más esencial que nunca”, apuntó el banco británico.
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Grifols, en manos de los bancos
Es cierto que Grifols recibió unos 1.600 millones tras la venta de la filial china Shanghái Raas al grupo Haeir, cantidad que se utilizó para refinanciar parte de la deuda con vencimiento en 2025.
Aun así, la empresa podría tener dificultades para refinanciar los 300 millones de euros en bonos que vencen en marzo, apuntó Álvaro Lenze, analista en Alantra Equities.
"Incluso si la generación de flujo de efectivo mejora, no será suficiente para cumplir con los vencimientos y pagar la línea de crédito revolving, por lo que Grifols depende completamente del apoyo de los bancos, que pueden no ser tan comprensivos", remachó este experto.
Esta es la razón del pesimismo del mercado, de las duras caídas que ha sufrido Grifols tras conocerse el fracaso de una opa que resolvía el problema de la deuda y evitaba al grupo tener que seguir sometido al escrutinio del mercado.
"Creemos que los problemas de la compañía están lejos de solucionarse: la carga de intereses sigue siendo elevada y, en nuestra opinión, se necesita una mayor reestructuración financiera", señaló Juan Ros.
La retirada de Brookfield, la solución menos mala
Con todo, la retirada de Brookfield apunta a ser la solución menos mala dentro de todas las alternativas disponibles. Como ya explicó finanzas.com, el precio de 10,5 euros era muy difícil de aceptar para la familia.
“Vemos esta noticia como el escenario más favorable”, apuntó Barclays en relación a la decisión de Brookfield.
También es cierto que el fondo canadiense buscaba lo que en el mundo de las fusiones y adquisiciones se llama una "salida elegante", haciendo una oferta que la junta nunca aceptaría, según explicaron a Bloomberg en fuentes financieras.
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