Naturgy. El dilema de comprar ahora o esperar al plan estratégico
La compañía, en plena opa de IFM y con Criteria reforzándose en el capital, acumula un rebote del 17% en lo que va de año
Naturgy tiene una doble cita con los inversores a finales de este mes. El 27 de julio tiene previsto -salvo que medien nuevos retrasos- presentar su nuevo plan estratégico hasta 2025, además de los resultados de la primera mitad de 2021.
Un anuncio que llegará con su acción despegando más de un 17 por ciento en lo que va de ejercicio y con la expectativa de que la compañía presidida por Francisco Reynés anuncie un paso adelante en materia de sostenibilidad, tanto por aumentar su inversión en renovables como por acelerar sus objetivos de descarbonización.
La nueva estrategia del grupo energético llega además en un momento complejo. Por un lado, porque es objeto de una oferta pública de adquisición (OPA) del fondo IFM, que aún está pendiente de recibir tanto el visto bueno del Gobierno de Pedro Sánchez como de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Por otro, porque está en pleno proceso de ‘atrincheramiento’ de Criteria como principal accionista de referencia, con el holding industrial adquiriendo acciones en los últimos meses y dejando su participación actual en el 25,779 por ciento, según los últimos datos que figuran en el supervisor del mercado, que corresponden al cierre de este lunes.
Recomendación neutral o de compra
Una situación de incertidumbre para una de las compañías con mejores notas ESG del IBEX, lo que le permite formar parte del índice SOCIAL INVESTOR.
Precisamente, por estar en un momento de cambios y en vísperas de la presentación de su hoja de ruta, la mayor parte de los analistas que siguen a la compañía muestran cautela. Parece que prefieren esperar y ver antes de tomar ahora posiciones.
En concreto, el 50% por ciento de los analistas, cuya opinión recoge la agencia Bloomberg, se muestra neutral respecto a la acción de la compañía o se decanta por mantener la acción. Se trata de cinco firmas: Exane BNP Paribas, JB Capital Markets, Mediobanca, Bernstein y Morgan Stanley.
En cambio, otras tres firmas, Barclays, GVC Gaesco y Bestinver, recomiendan la compra de títulos; y, al contrario, Banco Sabadell y Alantra optan por la opción de venta.
Además, el precio objetivo medio a doce meses es de 22,36 euros que, precisamente, coincide con la cotización actual ya que Naturgy cerró la segunda sesión de la semana prácticamente a ese mismo precio.
De hecho, el más optimista en cuanto a la evolución de los títulos es Barclays que eleva el precio objetivo hasta los 25,9 euros por acción. En el lado opuesto Alantra, que lo sitúa en 19,7 euros.
Por debajo del precio de la opa de IFM
Hay que recordar que la oferta de compra del fondo australiano, comunicada a finales de enero, fija un precio por acción de Naturgy de 23 euros. La firma de inversión aspira, como mucho, a alcanzar el 22,69 por ciento del capital de la energética.
De esta forma, cualquier paso atrás de IFM puede traducirse en un movimiento similar en su cotización y, al menos de momento, no parece que esté sobre la mesa ninguna oferta de compra alternativa, más allá de la compra de títulos por parte de Caixabank, que tiene como tope llegar al 30 por ciento del capital. Porcentaje que, precisamente, le obligaría a lanzar su propia propuesta de compra. Un paso que la entidad ha descartado.
Así, en este contexto de incertidumbre accionarial, el plan estratégico de Naturgy 2021-2025 se perfila como clave. Más aún cuando lleva un año de retraso, ya que la multinacional iba a haberlo comunicado al mercado a mediados del pasado ejercicio 2020.
Primero lo pospuso porque, el pasado otoño, comunicó la desinversión en Chile, con la venta de su filial de redes eléctricas, Compañía General de Electricidad (CGE) por 2.570 millones de euros a State Grid International Development. Entonces, lo retraso a febrero, pero la OPA de IFM le obligó a volver a posponer sus intenciones.
Necesidad de mejorar su inversión en renovables
De momento, Naturgy no desvela cuáles son sus metas con este nuevo planteamiento a futuro pero parece claro que pasará por un aumento de la inversión en renovables. De momento, para este año, su compromiso en energía verde pasa por una inversión de 1.000 millones de euros.
Y proyectos para hacer despegar su Capex los tiene porque, en la presentación de resultados del pasado marzo, ya adelantó que había identificado oportunidades de inversión valoradas en 14.000 millones de euros y enmarcadas dentro del programa europeo Next Generation.
Además, al otro lado del Atlántico ya está realizando movimientos en energías menos contaminantes que el gas tradicional, dado que a principios de año dio su primer paso en los Estados Unidos con la compra de la cartera de proyectos de Hamel Renewables, una plataforma de desarrollo de energía solar y almacenamiento.
Y avanzar más metas en descarbonización a medio plazo
Este paso en renovables, más allá de cambiar la propia composición de su mix de negocio, es, además, esencial para que la compañía acelere en sus planes de descarbonización y, comunique metas más ambiciosas a medio plazo, lo que supondría un guiño para los inversores más comprometidos con la sostenibilidad medioambiental.
Su última presentación en materia de descarbonización data de hace poco más de un año, de junio de 2020. Entonces, anunció metas a corto plazo. Por ejemplo, se marcó el objetivo de reducir un 21 por ciento sus emisiones de CO2 en 2022, en comparación a 2017. Sin embargo, no indicó más objetivos a medio plazo.
Sí comunicó otras previsiones como, alcanzar en 2022 un porcentaje de potencia renovable en el mix de generación eléctrica superior al 34 por ciento y disminuir, el próximo año, su consumo de agua en un 20 por ciento.
Estas metas, sobre todo en lo relativo a la reducción a cero de las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI), se perfilan como uno de los previsibles ejes medioambientales de la nueva estrategia a futuro de Naturgy que, además, es una de las compañías que más atenta está a la futura decisión de la Comisión Europea respecto a la inclusión o no del gas en la taxonomía de actividades consideradas sostenibles.