IFM traslada sus hipotecas climáticas a Naturgy
IFM fija una meta intermedia de reducción de emisiones en 2030, que condicionará su política en Naturgy si triunfa la opa
Este miércoles, tras meses de tramitaciones, echó a andar la opa parcial del fondo australiano IFM por Naturgy. Un movimiento corporativo que puede conllevar cambios sustanciales en una de las grandes energéticas del IBEX.
Una opa en la que el fondo de pensiones de las antípodas ha desglosado la mayor parte de sus objetivos con este movimiento corporativo, como que abre la puerta a una rebaja de su dividendo o que quiere tener varios puestos en el consejo.
Sin embargo, quedan flecos pendientes directamente ligados con la futura estrategia ESG de Naturgy, en concreto, sobre sus planes de reducción de emisiones hasta 2050 y, por tanto, sus avances en materia de energías renovables.
IFM no entra en ellos en el folleto de su opa aprobado por la CNMV. Pero sí los tiene.
Esta misma semana, el fondo australiano ha modificado al alza sus propias exigencias climáticas para los próximos años y las que exigirá, por tanto, a su cartera de participadas.
Una nueva hoja de ruta que influiría y condicionará la estrategia de Naturgy, si la oferta de adquisición sale adelante.
Hay que recordar que IFM aspira a alcanzar algo más de un 22 por ciento de Naturgy, aunque en su folleto de adquisición abre la puerta a conformarse con un 10 por ciento, y quiere tener voz y voto en el consejo de administración.
A grandes rasgos, IFM ha elevado su ambición climática al marcarse objetivos intermedios previos a lograr las cero emisiones de su cartera en 2050. Fecha última que mantiene.
Además, incrementa sus exigencias de información al mercado sobre la evolución de sus participadas.
Reducción en esta década
Respecto a la reducción de emisiones de gases con efecto invernadero, la firma de inversión australiana se impone una meta de cara a 2030.
A finales de la presente década, se marca una reducción de emisiones de Alcance 1 y 2 de sus participadas ligadas a infraestructuras (la que deriva de la producción, por un lado; y de la energía que estas adquieren, por otro) de, al menos, 1,16 millones de toneladas de CO2 en comparación con las cifras que alcanzaban en 2019.
Este objetivo “refleja una reducción de emisiones del 40 por ciento en todo nuestro portafolio de infraestructuras”, explica el fondo en la documentación que ha hecho pública de cara a 2030. Pero ese porcentaje no es definitivo porque IFM lo irá ajustando anualmente en función de las adquisiciones y desinversiones que realice.
En cuanto a esas compras, deben estar alineadas con el objetivo de ser ‘net cero’ en 2050. Un objetivo que Naturgy ya tiene agendado.
“Las adquisiciones deben considerar la transición climática y los riesgos físicos bajo diferentes escenarios, incluyendo la referencia de 1,5 grados”, indica sobre la exigencia de reducir el calentamiento que compromete el Acuerdo de París.
Ese escenario de riesgos por el calentamiento global estará contemplado en toda la cartera de activos de IFM y supondrá, apunta, trabajar ‘codo con codo’ con las participadas para implementar planes de reducción de emisiones.
Adiós al carbón
Otra restricción que se marca IFM es dejar de lado las operaciones ligadas al carbón. “Dejaremos atrás el carbón térmico en 2030 y no haremos inversiones en activos donde los ingresos deriven de este material”. Con un matiz, los permite si no llegan a un 20 por ciento de los ingresos totales de ese activo, argumenta en la letra pequeña del documento.
El carbón térmico es el empleado en la producción eléctrica, donde Naturgy ya tiene previsto el cierre de sus cuatro centrales de carbón, las de Narcea (Asturias), Anllares y La Robla (León) y Meirama (A Coruña).
Al margen de la estrategia con sus activos actuales. IFM apunta que tiene sobre la mesa elevar su presencia -y la de sus participadas- e invertir en oportunidades ligadas a la transición climática.
Y que, en materia de información al mercado sobre qué está haciendo y qué tiene previsto para el futuro, señala que va a ir informando periódicamente sobre la evolución de su huella de carbono y la consecución de sus objetivos a 2030. Lo hará en función, sobre todo, de cómo vaya cambiando su cartera por esos movimientos corporativos que realice, apunta.
De momento, no va a cambiar de forma radical su foco porque, asegura, seguirá invirtiendo, sobre todo, en infraestructuras esenciales -transporte, servicios públicos y energía- con un enfoque ESG ligado a la transición energética.
En total, el grupo australiano suma activos por valor de más de 90.000 millones de euros. Gestiona cerca de una treintena de vehículos de ahorro destinados a la jubilación, y ahí es donde percibe que la ESG puede ser una vía de generación de valor.
La estrategia de Naturgy
El grupo presidido por Francisco Reynés ya ha ido adelantando algunos objetivos, aunque no con una hoja de ruta excesivamente detallada.
Este verano, en la presentación de su plan estratégico hasta 2025 (retrasado, precisamente, por la opa), ya publicó algunos aspectos ESG, entre ellos, metas de reducción de emisiones.
La compañía energética se comprometió a ser neutro en emisiones en 2050. Y, en 2025, cuando acabe el presente plan estratégico, a reducir sus emisiones en un 24 por ciento, con lo que podría ser factible alcanzar ese 40 por ciento al que insta IFM de cara a 2030, porque ya estarían operativos nuevos proyectos en renovables.
Además, Naturgy apuntó otras metas ESG. En el aspecto social, busca llegar a un 40 por ciento de mujeres en puestos de dirección en 2025, cuando al cierre del pasado ejercicio se quedaba en el 27 por ciento.
En el consejo de administración, Naturgy está por detrás de las recomendaciones del Código de Buen Gobierno de la CNMV. Este busca alcanzar, también, un 40 por ciento de mujeres en 2022, cuando la compañía está en el 25 por ciento. Esto podría cambiar si IFM cumple su meta de colocar dos integrantes en el consejo, lo que cambiaría las proporciones actuales.
En el ámbito del buen gobierno corporativo, dará peso a las métricas ESG en las retribuciones de la alta dirección. En este ejercicio 2021 tendrán un peso del 10 por ciento del variable del ‘management’ frente al 3 por ciento previo.
Por detrás del precio de la opa
En lo relativo a la evolución de la acción, cuando ya se ha abierto el plazo de aceptación de la opa -que durará, si no se prolonga, hasta el 8 de octubre- sigue por debajo de los 22,07 euros de la propuesta del fondo australiano.
Al cierre de este jueves, Naturgy permanece en los 21,69 euros por título. Una valoración que está por detrás del precio objetivo a 12 meses que contempla el consenso de Bloomberg: 22,61 euros.
En sus recomendaciones, la mayoría de las opiniones de analistas recogidas por la agencia estadounidense, más de un 60 por ciento, apuesta por mantener la acción en cartera.
En cambio, un 21,7 por ciento insta a la venta y un 17,4 por ciento a comprar los títulos de la energética. Este último porcentaje es el más bajo desde octubre de 2020.