Repsol aguanta el tipo frente a la guerra del petróleo
La guerra comercial por el petróleo busca rebajar el precio de la materia prima hasta los 60 dólares, un escenario que no perjudicaría a Repsol
La información de una liberación conjunta de las reservas estratégicas de crudo de países importadores de gran calado como Estados Unidos, Japón, Corea, India, China y Reino Unido, puede tener un efecto contrario al deseado, pero la guerra por el precio de la materia prima no debería afectar a Repsol.
La multinacional española cerró la sesión bursátil del martes con una subida del 0,66 por ciento en su cotización para alcanzar un precio de 10,6 euros. Una subida que da continuidad a su incremento del 1,56 por ciento del lunes, y que puede ser indicativa de su recorrido a largo plazo, a ojos de los analistas.
Repsol tiene un margen de subida del 10-15 por ciento respecto a los 10 euros en los que se está moviendo su acción esta última semana, y el precio que fija la empresa para el petróleo en su programa de inversión y transición energética hasta 2025 - al que se agarran los expertos para explicar su confianza en la compañía -, es de 50 dólares por barril.
La petrolera tiene, por tanto, margen de actuación incluso si el crudo bajara al rango de los 60 dólares que sería conveniente tanto para los países vendedores como para los compradores.
La guerra de Biden contra el precio del petróleo no cuaja
El Gobierno de Estados Unidos confirmó esta mañana que liberará 50 millones de barriles de crudo de sus reservas estratégicas junto a los 5 países anteriormente mencionados, en un intento conjunto de las naciones por frenar el rally alcista del petróleo y hacer frente a la OPEC y Rusia.
De acuerdo a la información proporcionada por Bloomberg, la administración estadounidense confirmó que los barriles comenzarán a moverse hacia finales de diciembre.
El movimiento provocó de inicio una bajada del 1,5 por ciento en el precio del petróleo WTI hasta los 75,61 dólares, y del 0,18 por ciento del petróleo Brent hasta los 79,56 dólares. La tendencia, no obstante, cambió rápidamente para llevar de nuevo al petróleo Brent hasta los 80,83 dólares.
Falta ver cómo reaccionarán tanto Rusia como la OPEC a la maniobra conjunta de las naciones importadoras, pero ante la posibilidad de una estabilización de precios a medio plazo, las cuentas de Repsol siguen estando en orden.
El inversor Fabio Castillo Marco explica en eToro que el precio del barril de petróleo debería estar por debajo de los 60 dólares para impactar positivamente en la economía de las regiones compradoras, como Estados Unidos, China y Europa.
El precio para los productores, en cambio, debería ser ligeramente superior para cubrir costes y conseguir un margen, argumenta Castillo. Por tanto, el precio objetivo debería ubicarse en torno a los 65 dólares.
Esta perspectiva la compartió también Víctor Peiro, director de análisis de GVC Gaesco, en su visita al podcast de finanzas.com, donde aseguró que "sería bueno para las petroleras que el precio se estabilizara en torno a los 65-70 dólares por barril, ahí es un nivel donde ellas hacen caja [...] y es un precio asumible para los consumidores".
El impulso renovable sustenta los cálculos de Repsol
Peiro señaló además que la bajada del precio del petróleo no debería afectar a Repsol porque todo su programa de inversión está basado en 50 dólares por barril, como pudo comprobarse durante la presentación del plan estratégico de la empresa el año pasado.
El plan estratégico de la empresa tiene como objetivo acelerar la transición energética de la empresa y lograr cero emisiones netas en 2050.
Un plan que contempla inversiones por valor de 18.300 millones de euros y que "se autofinanciará en un escenario de 50 dólares por barril de Brent", un precio en los que la compañía asegura que "generará caja para cubrir las inversiones, remunerar a los accionistas y finalizar el plan con un nivel de endeudamiento similar al del ejercicio 2020".
Salih Yilmaz, de Bloomberg Intelligence, valoró positivamente el plan de Repsol, afirmando que "destaca" entre sus competidores por su ambiciosa meta de lograr cero emisiones.