Banco Santander. Cómo recuperarse de las mayores pérdidas de su historia
Recortar los costes e incrementar el crédito a empresas son algunas de las opciones que le quedan a la entidad presidida por Ana Patricia Botín
El banco Santander cerró el fatídico ejercicio 2020 con unas pérdidas históricas de 8.771 millones de euros debido al fuerte impacto de la pandemia de coronavirus, que obligó a la entidad a realizar provisiones extraordinarias para protegerse de potenciales incrementos de la morosidad.
Se trata de las cuartas mayores pérdidas registradas nunca por una empresa española, por detrás de los 19.056 millones de euros que perdió Bankia en 2012; los 12.000 millones que se dejó Popular en el primer trimestre de 2017 y los 11.856 millones que perdió Catalunya Caixa en 2012.
En ese sentido, hemos preguntado a los expertos qué medidas puede tomar la entidad para reponerse de esa situación.
Sobre esto, los especialistas explican que la entidad está atada de pies y manos puesto que la evolución de su negocio va a depender principalmente de factores externos como son la pandemia de coronavirus, la crisis económica que el Covid ha provocado y la situación de los tipos de interés, en mínimos históricos.
El efecto de la pandemia
“El problema es que todo esto depende mucho de cómo evolucione la pandemia. Si esto se tuerce por la razón que sea y la situación empeora, es posible que las provisiones tengan que aumentar porque el porcentaje de créditos en riesgo también lo hará”, explica Nuria Álvarez, analista de Renta 4.
Nagore Díez, analista de Norbolsa también lo ve así. “Es un problema general del sector. Las tendencias están complicadas a nivel de tipos de interés porque el BCE no va a subir los tipos en muchísimo tiempo. Las expectativas de euribor están en negativo para muchos años y hasta que eso no se dé la vuelta, la sensación sobre el sector va a seguir igual”, apunta.
Por no hablar de la macro. “La recuperación para la segunda parte del año está muy clara en Estados Unidos pero no tan clara en Europa. Se está difundiendo un sentimiento muy negativo al respecto con el retraso de las vacunaciones. Y que se postergue la recuperación macro afecta a la banca, en menor producción de crédito y en mayor riesgo de mora”, añade Díez.
Pocas opciones al alcance de su mano
En ese sentido, los gestores de Santander tienen pocas opciones en su mano para tratar de mejorar las cuentas de la compañía. Básicamente, reducir costes, mejorar el mix de crédito, subir las comisiones o mejorar la gestión del riesgo.
Para ello, el banco deberá evitar meterse “en una guerra con la competencia a través de políticas comerciales muy agresivas en precio porque lastran la rentabilidad” y “hacer hincapié en negocios de mayor rentabilidad como toda la operativa con empresas, la financiación al consumo y los descubiertos”, apunta Álvarez.
En cuanto al control de costes, Santander ya está trabajando en ello y en 2020 anunció 1.000 millones de euros adicionales de ahorros que esperaba obtener en los próximos dos años.
Por último, está en la mano del banco el “intentar ser mucho más conservador a la hora de clasificar la cartera de riesgo”, intentando provisionar generosamente para evitar sorpresas.
Si bien, Santander tampoco tiene demasiado margen de maniobra en estos capítulos, a juicio de ambas expertas.
En lo que se refiere a recortar costes, recuerdan que hay que evitar pasarse de la raya porque debe haber equilibrio entre lo que se recorta y el servicio que hay que dar al cliente.
“Santander debe posicionarte para cuando la recuperación repunte. No puede cerrar todas las oficinas”, apunta Díez.
Por no mencionar que la reestructuración resulta costosa, pues incluye el pago de indemnizaciones importantes. Recientemente, por ejemplo, Sabadell explicó que tardará más de dos años en recuperar esas partidas.
Las comisiones, un arma de doble filo
En lo referido al capítulo de los precios, Díez avisa: “Santander puede apretar al cliente desde el punto de vista de las comisiones, exigirle más vinculación. Pero es un arma de doble filo porque se puede ir con la competencia”.
E igual de complicado es mejorar el mix de crédito: “La mejora del mix te lo da crecer en empresas pero en 2021 me parece muy difícil porque en 2020 ya ha crecido mucho por los créditos ICO”, dice Díez.
En resumen, Santander tiene las manos atadas, según esta experta.
“Tampoco hay mucho más allá que pueda hacer. Porque el tema consolidación ya hemos visto un poco lo que había en el mercado. Y Santander no lo veo ni holgado ni con ganas cuando todavía está digiriendo la compra de Popular. En este momento, creo que está a otras cosas”, zanja.
Ni tan mal
En todo caso, Álvarez opina que los resultados de Santander no fueron tan malos. Recuerda que los números rojos registrados por la entidad están relacionados con la situación extraordinaria que ha tenido que vivir la compañía en 2020.
“Si hubiera sido un año normal, no habría publicado esos números, porque gran parte de las provisiones no las hubiera tenido que hacer ni el ajuste del fondo de comercio en Estados Unidos”, explica.
La propia Ana Botín, presidenta del banco, ha interpretado los resultados de la entidad en esa línea.
“El resultado subyacente se comportó sólidamente. Sí, ha sido un año muy desafiante pero hemos logrado unos resultados sólidos y estamos bien posicionados para el 2021”, aseveró en una entrevista.
De hecho, sin esos impactos y los costes de reestructuración, su beneficio ordinario hubiera sido de 5.081 millones de euros (frente a los 6.515 millones del ejercicio anterior).