La desaceleración general en la evolución del precio de la vivienda de segunda mano es un hecho. A escala, los precios de sus operaciones han crecido un 4,2% en el último año. Este menor ritmo en los precios contribuye a que los precios no se aproximen a los previos a la crisis ya que reduce la urgencia por adquirir vivienda entre aquellos compradores e inversores que temen una posible fuerte subida en el corto plazo