El aterrizaje de los fondos éticos

¿RECUERDAS? ● Antes de la ESG, los activos tenían el apellido éticos. La oferta era escasa. Poco a poco, el mercado dio cabida a fondos preocupados por el medio ambiente y con carga ética

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En 1999, los amantes de la naturaleza y los que buscaban inversiones que no traicionaran sus creencias religiosas ya no tenían que buscar en otros países productos que se adaptaran a su forma de pensar.

En España comenzaban a comercializarse los conocidos como fondos éticos, antesala de los fondos ESG. Pero las gestoras tenían muchos problemas para ponerlos en marcha.

Entonces, la poca representación en el mercado español del sector medioambiental y la dificultad de determinar qué empresas atentaban o no contra la moralidad dificultaban la creación de fondos de estas características.

El sector medioambiental estaba especialmente representado en el mercado norteamericano y, en menor medida, en los países nórdicos.

En España, solo existía en ese momento una empresa cotizada que se dedicaba a la mejora y conservación del medio ambiente: Befesa.

Por este motivo, los inversores solo podían acceder a tres fondos que se podían calificarse como éticos: AC Arco Iris, Iber Fondo 2000 e Iber Fondo 2020. A estos fondos se iba a unir uno de AB Asesores en colaboración con una asociación humanitaria y un fondo de Renta 4 que tenían previsto invertir en empresas preocupadas por el medio ambiente.

El mensaje que los gestores transmitían ese año a sus clientes era que los fondos éticos estaban dirigidos a inversores con experiencia que deseaban diversificar su patrimonio en un sector de riesgo, pero con amplias posibilidades de desarrollo.

Casi 23 años después, este perfil de fondos es el que domina el mercado.

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