Otoño agitado
LEGADO ● En 1999 existía cierta preocupación sobre cómo iría el último trimestre, aunque no tenía comparación con lo de este año
Las bolsas han entrado en otoño con el pie torcido. Arrastran una pérdida de más del 20 por ciento desde que comenzó el ejercicio. Más de 9 billones de dólares en acciones se han volatizado. Pero no es el único activo en una situación dramática. Los bonos sufren pérdidas históricas y el petróleo ha caído en picado más de un 20 por ciento.
El mercado global de criptomonedas, que llegó a valer 2,2 billones de dólares en este 2022 ha visto cómo su valor se ha reducido hasta los 940.000 millones de dólares.
Con este panorama, los inversores esperan un otoño agitado, como el de 1999, en el que las bolsas vivían momentos de confusión. Rusia respiraba inestabilidad, como Latinoamérica, que se veía afectada por una recesión económica y por problemas en Argentina y Venezuela.
La Fed de Alan Greenspan subió los tipos un 0,25 por ciento en agosto para calmar los mercados. Esta pequeña subida trataba de frenar presiones inflacionistas en la mayor economía del mundo, procedentes de su estrecho mercado laboral, que veía cómo se disparaban sus costes laborales cuando la economía crecía con fuerza. Esta estabilidad monetaria se sustentaba en el buen comportamiento de la inflación americana: un 2,1 por ciento anual.
Un escenario, el del otoño de 1999, que podía parecer preocupante en ese momento, pero que no tiene comparación con el actual, con los bancos centrales subiendo tipos a un ritmo vertiginoso, con la guerra de Ucrania en una peligrosa fase, con intervenciones en los mercados del Reino Unido y Japón y con una inflación abonada al 10 por ciento.