Un análisis en clave europea de los resultados del 23J
Los resultados del 23J en España enseñan a toda Europa que, al complacer a los radicales, los partidos de centro-derecha pueden lograr muy poco, excepto su propia degradación
Los resultados electorales del 23J sitúan a España ante meses de incertidumbre política. Pero la votación envió un mensaje claro al resto de Europa. Antes de las elecciones del domingo pasado, Vox, enemigo jurado de las energías renovables, los inmigrantes, la igualdad de género y la diversidad sexual, saboreaba su nuevo poder, cerrando carriles para bicicletas y prohibiendo las banderas LGTBI+ en los edificios públicos de las ciudades españolas que dirige junto con el Partido Popular (PP).
Además, Vox había recibido un apoyo destacado de sus socios europeos. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, y el primer ministro húngaro, Viktor Orban, esperaban que una buena actuación de sus compañeros de viaje en el cuarto país más grande de la Unión Europea les ayudaría a dominar el Consejo de la Unión Europea y a imponer las prioridades de los eurófobos y euroescépticos sobre la Comisión Europea.