Conflicto en Israel: ¿por qué no quiere abrir Egipto el paso fronterizo de Rafah?
El paso fronterizo de Rafah: una salida de emergencia para los gazatíes que permanece cerrada. Estas son las razones por las que Egipto no quiere abrirlo
El asedio israelí a la Franja de Gaza –tras un devastador ataque de Hamás contra Israel– ha causado alarma en Egipto. La región oriental de Egipto, el Sinaí, limita tanto con Israel como con Gaza. Esto le ha otorgado históricamente un importante papel en el conflicto palestino-israelí, ya que comparte una frontera de 12 km con Gaza y controla uno de los dos principales pasos fronterizos para civiles, el paso de Rafah.
El paso es vital para la supervivencia de los gazatíes. Desde 2007, Israel ha impuesto un bloqueo (por tierra, mar y aire) sobre la Franja de Gaza. Esto se produjo tras la retirada de los israelíes de la Franja de Gaza en 2005 y después de que Hamás ganara las elecciones de 2006.
Aunque el paso de Rafah es la única frontera de Gaza que no está administrada directamente por Israel, Egipto ha apoyado de facto el bloqueo porque la frontera de Rafah está estrechamente controlada y sólo se abre de forma impredecible y ocasional.
Gaza depende totalmente de la ayuda humanitaria internacional, del trabajo de los pocos palestinos autorizados a trabajar en Israel y de los túneles excavados bajo la frontera entre Egipto y la Franja de Gaza. Tanto para Egipto como para Israel, los túneles constituyen una amenaza ya que pueden utilizarse eventualmente para el contrabando de armas y la infiltración de terroristas.
El bloqueo de la Franja de Gaza ha tenido un impacto dramático en las vidas de más de dos millones de palestinos que viven en Gaza. Carecen de acceso a derechos fundamentales como la alimentación, la educación, el empleo y la sanidad.
Desde hace casi 20 años, la Franja de Gaza es una prisión al aire libre. Por tanto, el paso fronterizo de Rafah tiene una enorme importancia para los palestinos, ya que es uno de los pocos puntos de acceso para la circulación de personas, mercancías y ayuda humanitaria hacia y desde Gaza.
Les permite mantener conexiones vitales con el mundo exterior y acceder a recursos esenciales. Su funcionamiento desempeña un papel fundamental para aliviar las dificultades a las que se enfrentan los gazatíes.
¿Qué significa el nuevo estallido de la guerra para la frontera entre Gaza y Egipto?
El estallido de la guerra actual entre Israel y Hamás, junto con otras facciones de la resistencia palestina, pone de relieve tres cuestiones clave:
- la importancia del paso fronterizo de Rafah para la estabilidad de la región y para los palestinos de Gaza;
- la posible expulsión de los refugiados palestinos de Gaza;
- la ambigüedad de Egipto hacia el pueblo palestino.
En primer lugar, aunque el paso fronterizo de Rafah es la única salida de la Franja de Gaza, ha estado cerrado más tiempo del que ha estado abierto durante casi 20 años. Hay que tener en cuenta que un paso fronterizo debería funcionar 24 horas al día, 7 días a la semana.
Las aperturas eran esporádicas y las condiciones para obtener una autorización de tránsito poco claras. Tampoco está claro quién gobierna el paso fronterizo y quién decide sus aperturas.
En los últimos años, los habitantes de Gaza han dependido del funcionamiento del paso fronterizo de Rafah y de los túneles. Esto es aún más cierto hoy en día: representa un auténtico salvavidas para los residentes de Gaza.
En segundo lugar, una apertura humanitaria del paso significaría probablemente la llegada de miles de palestinos desplazados a Egipto. Egipto no estará dispuesto a acogerlos porque teme que se queden de forma permanente.
Por último, la cuestión de no aceptar fácilmente a los refugiados palestinos pone de manifiesto la ambigua postura de Egipto hacia ellos. Entre los países árabes fronterizos con Israel y los Territorios Palestinos Ocupados, Egipto es el único que no ha permitido el establecimiento de campos de refugiados palestinos en su territorio, a diferencia de Siria, que acoge a más de 500 000 refugiados; Jordania, que acoge a 2 millones, y Líbano, que acoge a más de 200 000.
Por un lado, en su retórica, Egipto se opone a la deportación de los palestinos de Gaza y les apoya en su lucha por obtener un Estado soberano.
Por otro lado, Egipto es actualmente un país superpoblado con una economía frágil y no quiere que una nueva masa de personas pobres entre en su territorio. Desde 1948, se calcula (aunque no se sabe con certeza) que hay unos 80 000 palestinos viviendo en Egipto. La mayoría de ellos no tienen derechos ciudadanos y viven fuera de cualquier marco de protección legal y humanitaria.
¿Qué debe hacer Egipto dada la complejidad de la situación?
Ahora mismo, la situación es muy volátil, pero creo que Egipto no está gestionando nada en absoluto. De hecho, más bien parece un espectador pasivo de los acontecimientos en curso.
Si descartamos una improbable intervención militar egipcia para detener el asalto israelí a Gaza (que podría desembocar en una guerra regional de mayor envergadura), Egipto sólo tiene dos opciones.
En primer lugar, utilizar todas las vías diplomáticas a su alcance para negociar un alto el fuego. Esto supondrá un inmenso desafío, ya que Israel percibe la Franja de Gaza y todos sus habitantes (incluidos menores, mujeres y ancianos) como una amenaza existencial, lo que significa que no tiene intención de suspender la guerra ni de escuchar a nadie.
En segundo lugar, proporcionar ayuda humanitaria a los desplazados internos de la Franja de Gaza a través de corredores seguros. Israel cortó el suministro de electricidad, gas, internet y agua de Gaza antes de su asalto. Así pues, Gaza sufre actualmente un apagón total y una hambruna.
En estos momentos, el principal riesgo, que Egipto debe tener en cuenta al tomar esta decisión, es la inmensa pérdida de vidas a la que se enfrentan los gazatíes.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lee el original.