Las petroleras exhiben concienciación social

El alza del crudo y los resultados récord no ayudan a contentar al activismo ESG. Pero las petroleras recurren a otros ganchos -como el abandono de geografías poco respetuosas con los derechos humanos- para compensarles. Una de las últimas ha sido Chevron

La escalada alcista del crudo ha impulsado está llevando a las petroleras a máximos en bolsa. Algo que las coloca en una mala posición para trasladar al activismo ESG que están haciendo los deberes y que realmente están dispuestas a transformar sus negocios y dejar de ser contaminantes.

El conflicto geopolítico de Ucrania ha vuelto a relanzar los precios del petróleo tanto en Europa como en los Estados Unidos tras verse beneficiados en la recta final del año pasado durante el recrudecimiento de la crisis energética global.

Con el barril de Brent y el de Texas (WTI) en máximos desde 2014 cerca de los 90 dólares, las acciones de las grandes multinacionales del sector vuelven a ser protagonistas en los parqués, pero es una alegría a medias, porque contrarían a los inversores ESG.

La única alternativa es buscar otros argumentos para convencerles de su reconversión y los criterios sociales se están haciendo un hueco.

El modelo ‘social’ de Chevron

Uno de los gigantes estadounidenses, Exxonmobil, que recientemente renovó sus objetivos de descarbonización, se ha disparado alrededor de un 18 por ciento en lo que llevamos de año hasta marcar su precio más alto en bolsa desde julio de 2019.

Su gran rival en el mercado doméstico, la multinacional californiana Chevron, es el mejor valor del Dow Jones en lo que llevamos de año, en el que suma otro 18 por ciento.

Las acciones se situaron en máximos históricos a las puertas de los resultados trimestrales, presentados el viernes. Un par de días antes, Chevron se ganó al mercado tras desvelar uno de los apartados clave de las cuentas: la rentabilidad en el dividendo de sus inversores aumentó en un 6 por ciento hasta los 1,42 dólares por acción.

“Este aumento nos sitúa en camino de hacer de 2022 el trigésimo quinto año consecutivo con un aumento en los dividendos anuales”, dijo la compañía en un comunicado.

Y aprovechó para mandar un mensaje a aquellos inversores que no terminan de creerse los planes de descarbonización ofrecidos por los grandes de la industria.

“Creemos que la energía asequible, de confianza y cada vez más limpia es esencial para lograr un mundo más próspero y sostenible. Nos enfocamos en reducir la huella de carbono en nuestras operaciones y buscamos hacer crecer negocios bajos en carbono junto con nuestras líneas de negocios tradicionales”, detalla el texto.

“Chevron está intensificando sus esfuerzos con un enfoque central en hidrógeno y combustibles renovables, un segmento en el que la empresa se diferencia”, apuntaron los analistas de JP Morgan en un informe reciente.

El viernes, tras presentar los resultados, las acciones cayeron un 4 por ciento después de que algunas cifras, como las ganancias por acción -de 2,65 dólares en el trimestre- quedaran por debajo de las expectativas. Chevron anunció asimismo que ejecutaría un programa de recompra de acciones en el primer trimestre de entre 3.000 y 5.000 millones de dólares, reflejando la confianza que mantiene en sus acciones.

Birmania o cómo la ‘S’ cobra más relevancia

Los grandes accionistas de las petroleras están reclamando también un mayor compromiso para abordar las cuestiones sociales.

Larry Fink, CEO de Blackrock, reclamó en la carta anual a sus homólogos de todo el mundo que los accionistas “necesitan saber nuestra posición sobre los problemas sociales intrínsecos al éxito a largo plazo de nuestras empresas”. 

El gigante de la inversión es el segundo mayor accionista de Chevron con más de un 6,6 por ciento del capital, solo por detrás del 8 por ciento que controla otro titán de la industria, Vanguard.

Fink dejó, a su vez, una contundente frase al afirmar que el acceso al capital “no es un derecho, sino un privilegio”. “Y el deber de atraer a ese capital de manera responsable y sostenible recae sobre nosotros”, apostilló.

Las demandas se perciben en algunos movimientos de las compañías: Chevron anunció la semana pasada el cese de operaciones en Birmania ante la vulneración de los derechos sociales en el país tras el golpe de Estado del año pasado.

“A la luz de la circunstancias en el país, hemos revisado nuestro interés en el proyecto de gas natural de Yadana para permitir una transición planificada y ordenada que lleve a una salida del país”, dijo Cameron Van Ast, uno de los portavoces de la petrolera. 

La francesa Total Energies, cuyas acciones suman más de un 12 por ciento al rebufo del rally del petróleo, se sumó a la salida de Birmania ante “el deterioro de la situación de los derechos humanos, que ya no nos permite hacer una contribución suficientemente positiva en el país”.

Exceso de liquidez en el sector

Las petroleras encuentran, además, un exceso de liquidez que está impulsando la adopción de un creciente número de proyectos vinculados a la descarbonización.

Compañías como BP y Repsol anunciaron recientemente su incorporación al proyecto SHINE, uno de los marcos de referencia en la financiación de iniciativas de hidrógeno verde.

El origen del efectivo se remonta al inicio de la crisis sanitaria. “Las grandes petroleras emitieron 50.000 millones de dólares en bonos en el segundo trimestre de 2020 para impulsar la liquidez, ya que el comienzo de la pandemia llevó los precios del petróleo a mínimos a largo plazo”, explican los analistas de Bloomberg Intelligence.

Desde entonces, la mahyor parte de los ingresos de las compañías se mantuvo como efectivo para cubrir posibles flujos negativos. “Pero como los precios del petróleo se han recuperado rápidamente, el efectivo no ha sido necesario y ahora se ha convertido en un excedente”, detallan en Bloomberg Intelligence.

La liquidez, según los analistas, continuará incrementándose a lo largo del año a medida que continúen aumentando los precios del petróleo. 

Un informe reciente de Bank of America destacó que el precio promedio del barril se situará en 85 dólares a lo largo de este año, más o menos su cotización actual, por lo que las petroleras no deberían seguir teniendo problemas.

En portada