Banca, energía e infraestructuras serán los motores de los bonos verdes en España
Gonzalo Gómez Retuerto, director general de BME Renta Fija, apuesta por un 2021 de crecimiento, en el se trabajará para que las empresas nacionales emitan en nuestro mercado
El mercado vive una clara tendencia al alza en las emisiones ESG (Environmental, Social & Corporate Governance). Basta con ver lo que ha ocurrido en 2020. “En lo que respecta al área de renta fija, ha sido un buen año, ya que se ha registrado un volumen superior en emisiones ESG que en el ejercicio anterior”, indica a SOCIAL INVESTOR, Gonzalo Gómez Retuerto, director general de BME Renta Fija.
Un crecimiento relevante, a pesar de la crisis provocada por el coronavirus y el terremoto que vivieron los mercados financieros. En concreto, el volumen emitido en ESG por empresas e instituciones en 2020, -solo con datos a 15 de septiembre- alcanzó los 11.468 millones de euros.
Atrás quedaron los 9.756 millones del conjunto de 2019, según los datos que refleja el Informe Anual de Actividad de BME y que recoge los datos del Observatorio Español de la Financiación Sostenible (Ofiso).
¿Qué pasará en los próximos meses? BME prevé que los bonos verdes sigan teniendo el mayor peso dentro de las emisiones de renta fija bajo criterios sostenibles, pero con un creciente peso del componente social.
“Los bonos verdes continuarán concentrando la mayor parte de las emisiones, con una clara demanda en sectores como el de la energía, pero al que se unen otros con fuerza; como el financiero, o el de las infraestructuras”, indica Gómez Retuerto.
“Lo hemos visto que no solo las grandes empresas, sino las de menor tamaño. Ya son cinco los emisores de bonos verdes en el MARF que han recurrido a los mercados a financiar sus proyectos verdes y esta tendencia se mantendrá en los próximos años”, anticipa.
España está en el top 10 de este tipo de emisiones a nivel mundial, una posición superior a la que le correspondería por su PIB
El responsable de Renta Fija de BME no quiere anticipar qué volumen de emisiones se puede alcanzar, pero sí que irán claramente al alza. “Más allá de una cifra concreta, el crecimiento de las emisiones ESG es una realidad que está aquí para quedarse”.
“En un futuro, el etiquetado de las emisiones será algo generalizado y una gran parte de las financiaciones vía deuda tendrá algún componente de sostenibilidad”, indica, porque así lo está demandando la comunidad inversora, además de las instituciones públicas. “Todas las estimaciones indican que las emisiones ESG están lejos de alcanzar su techo”.
El despegue de los bonos sociales
En ese desarrollo será clave el papel de los bonos sociales, la S de la ESG, que han cobrado especial relevancia como consecuencia de la pandemia. “Bueno, hay que decir que en España el segmento de los bonos sociales ha tenido un gran desarrollo de la mano del ICO y las Comunidades Autónomas”, explica.
“En este tipo de emisiones las Administraciones Públicas tienen un papel decisivo, pero también estamos viendo como instituciones privadas se ha unido. Por ejemplo, Caixabank emitió su primer bono social en 2020”.
“Ha sido muy interesante ver como este año en los mercados de Renta Fija de BME se ha registrado el primer bono social sanitario de España para combatir la pandemia del Covid-19, lanzado por la Comunidad de Madrid en mayo. “, desglosa.
“Unos meses después, en noviembre, el Gobierno vasco registró a través de la Bolsa de Bilbao la emisión de un bono sostenible por importe de 600 millones de euros, de los que el 86% se destinará a salud, educación y políticas sociales”.
En esta misma línea, indica la relevancia que ha tenido y tendrá el sector público en el corto y medio plazo. “El interés por este tipo de activos se encuentra en todo tipo de emisores. Históricamente, no sólo en España, son los emisores públicos los que han servido de avanzadilla de las emisiones ESG, pero los emisores privados han acelerado mucho en los últimos años”.
Por ambos, indica, “España está en el top 10 de este tipo de emisiones a nivel mundial, una posición superior a la que le correspondería por su PIB”.
Y el movimiento clave será el que realice el Tesoro Público español ha anunciado su intención de emitir un bono verde en 2021, como adelantó a SOCIAL INVESTOR, Carlos San Basilio, secretario general del Tesoro.
El objetivo es realizar la emisión en septiembre u octubre, será sindicada y estará entre los 5.000 y los 10.000 millones de euros. “Será un hito”, asume Gonzalo Gómez Retuerto.
Convencer a las empresas para que emitan en España
Y, al margen del sector público, está el reto de convencer al sector privado para que opte por el mercado español a la hora de realizar emisiones (sostenibles o no) y no opte por otros países, como Irlanda.
Históricamente, no sólo en España, son los emisores públicos los que han servido de avanzadilla de las emisiones ESG
“Llevamos tiempo trabajando de forma conjunta con la CNMV para que las empresas españolas elijan a los mercados españoles para sus emisiones, ya sean ESG o de cualquier otro tipo”, explica el responsable de Renta Fija de BME.
En cuanto a en qué dirección van esos trabajos asegura que se han “justado las tarifas y agilizado los procesos para ponérselo más fácil a las empresas”. Y empieza a haber resultados. “En los últimos años son varias las compañías que han decidido volver a emitir su deuda en España, como Endesa, AENA o Colonial. Es una tarea en la que seguiremos centrados en los próximos años y en la que somos optimistas”.
Respecto al otro lado de las emisiones, a los inversores, Gómez Retuerto destaca el creciente interés por la ESG. “La fuerte demanda por este tipo de activos ha hecho que los emisores puedan acudir al mercado a financiarse en condiciones realmente competitivas. En muchos casos, incluso, a tipos más interesantes y plazos más largos que en emisiones tradicionales”.
“Es algo bastante transversal, como demuestra el hecho de que grandes gestoras tengan cada vez más en cuenta los criterios ESG a la hora de componer las carteras de sus fondos, aunque es cierto que también hay un tipo de inversor institucional específico que sólo invierte en activos sostenibles”, matiza. “Esto permite a las compañías que emiten bonos ESG acceder a un nuevo tipo de inversor, lo que diversifica sus fuentes de financiación, mientras que los inversores también diversifican sus carteras”.
A ese escenario de creciente relevancia de la sostenibilidad, BME llega tras su incorporación al grupo suizo SIX, que asegura, le aporta una dimensión mayor y más oportunidades.
“Estamos convencidos de que las finanzas sostenibles serán decisivas en la recuperación económica tras la pandemia del Covid-19 y los mercados financieros son el escenario en el que las finanzas sostenibles se canalizan”, resume Gómez Retuerto.