Llega el test de estrés climático a la banca

Los resultados de los test de estrés se presentarán agregados, sin mostrar las diferencias entre la banca del sur y del norte de Europa más expuestas a incendios o las inundaciones

Un año ha pasado desde que el Banco Central Europeo (BCE) anunciara su histórico vuelco hacia lo verde y que realizaría los primeros test de estrés climáticos a la banca europea en 2022. Si no hay cambios inesperados, el organismo que lidera Christine Lagarde publica el 8 de julio las conclusiones.

Lo hará de forma agregada. Durante meses, la banca temió que los resultados fueran a difundirse de manera individual, como sucede con los test de estrés tradicionales de la EBA, pero el BCE ha optado evitar en esta prueba poner nombre y apellidos a las entidades más expuestas a estos riesgos.

Los inversores podrían reaccionar negativamente a los resultados y, teniendo en cuenta que las pruebas se consideran únicamente un primer test y que los datos climáticos con los que la banca puede calcular riesgos no son todavía de buena calidad ni comparables entre ellos, se evitará así una diferenciación entre “aprobados” y “suspensos” como sucede con el ejercicio de la EBA.

Pero el mercado puede caer en la tentación de realizar interpretaciones por países. Por ejemplo en base a los riesgos físicos, que son más altos en unos países que en otros y que no eran especialmente positivos en la metodología para España, por las consecuencias de la sequía y las olas de calor, que podrían incrementar los incendios.

La exposición a riesgos físicos es distinta para la banca del sur y del norte de Europa

Entre los riesgos físicos que testea el BCE se destacan dos: el de sequía y calor y las inundaciones. Para el sur de Europa, los primeros son los que más pesan; para el norte, serían las inundaciones.

La prueba valora el impacto en la productividad de la economía y la actividad empresarial en las áreas que podrían verse más dañadas por este tipo de efectos del cambio climático y cómo afectaría a la banca, por ejemplo a través de su cartera crediticia. No obstante, uno de los grandes problemas de los test es que son parciales y no abarcan a todos los activos.

Los efectos de lo que el BCE denomina como riesgos de transición -están ligados a posibles cambios regulatorios que fuercen a las empresas a descarbonizarse o a la ausencia de ellos, que también afectan a la probabilidad de los riesgos físicos- son más estables comparativamente entre unos países y otros.

La banca, más tranquila

Los mensajes que ha ido lanzado el BCE al mercado justo han ido en la línea de quitar de alguna manera importancia a los resultados; al tratarse de una metodología de prueba, de un “ejercicio de aprendizaje”, que desde el mercado reconocen que es necesario mejorar de cara al futuro.

Al eliminar la primera consecuencia grave que podría tener el clima en la banca -mayores requerimientos de capital- el BCE también ha evitado especulaciones sobre posibles dotaciones adicionales para un sector que está logrando ahora, tras numerosos ajustes de eficiencia, recuperar la rentabilidad.

Según el BCE, el resultado no generará ningún impacto directo en el capital de ningún banco. A medio plazo, sin embargo, la banca descuenta que sí lo hará.

Alejandra Kindelán, presidenta de la Asociación Española de Banca (AEB), durante su intervención en el curso de verano de la APIE en Santander hace pocas semanas, pidió a los reguladores y supervisores que, en este sentido, no se repitieran los mismos errores que con el ratio de capital ‘fully load’.

Aunque era un ratio de capital adaptado a una normativa que todavía no estaba en vigor (entró en 2019), se convirtió en la referencia para todos los inversores; y generó una exigencia adicional para la banca.

En el caso del clima, donde se manejan escenarios a muy largo plazo, una adaptación regulatoria del capital adelantada podría ser un hándicap para la banca; especialmente si se construyen con proyecciones a 2050, que realmente son imprevisibles.

Por ahora, no obstante, el discurso blando del supervisor de cara a los resultados de estos primeros test de estrés climáticos -que no es habitual- ha quitado miedos a la banca europea.

De acuerdo con Bloomberg, que se habría puesto en contacto con bancos de cuatro economías europeos, todos ellos están confiados en que en todos los escenarios se mantendrán por encima de sus requisitos mínimos de capital.

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