La banca nórdica impone la sostenibilidad a sus clientes
El banco sueco SEB, pionero en bonos verdes, dejará de prestar servicios a aquellos usuarios que no cumplan sus estándares de sostenibilidad
La estrategia ESG (Environmental, Social & Corporate Governance) es un camino de doble dirección. No sólo está cambiando la forma en la que actúan las empresas, también va a modificar la operativa y la realidad de los clientes. Y ya hay bancos que han dado el primer paso de exigencia recíproca, colocando bajo la lupa a quienes estén interesados en adquirir su cartera de productos.
Uno de los pioneros es el sueco Skandinaviska Enskilda Banken (SEB), que va a estudiar si su clientela cumple con sus estándares de sostenibilidad. Es decir, si sus clientes son ‘merecedores’ de sus servicios, según ha declarado su presidente y consejero delegado, Johan Torgeby, a la agencia Bloomberg.
El directivo asegura que el banco nórdico trabajará con sus clientes para que mejoren sus rating de sostenibilidad. Y, si no lo hacen, cortará la relación comercial. Así de sencillo.
El banco sueco Skandinaviska Enskilda Banken (SEB) va a estudiar si su clientela cumple con sus estándares de sostenibilidad
“Hay muchas relaciones que son a largo plazo”, ha asegurado Torgeby en una entrevista telefónica con la agencia estadounidense. “Y que son muy diferentes a cómo eran hacen hace 10 años”, indica, “aunque no sea fácil, debes decidir si la rompes del todo”, justificaba el directivo.
Hay que recordar que en España las entidades también están dando pasos significativos para mejorar en la gestión ESG, aunque aún estemos lejos de los estándares que emplean nuestros vecinos del norte de Europa.
Por ejemplo, el Banco Santander tiene el objetivo de poner nota de sostenibilidad a todos sus fondos de inversión a partir de 2021. Así lo ha adelantado a SOCIAL INVESTOR Ana Rivero, Global Head of Investment Content & ESG de Santander Asset Management.
SEB, banco pionero en bonos verdes
El banco sueco fue uno de los pioneros en la emisión de bonos verdes y el propio Torgeby tuvo que colocar en el mercado estos productos de deuda cuando, recuerda, “nadie” los quería.
Ahora, va un paso más allá que el resto de entidades, en un contexto de creciente relevancia de la ESG, donde los bancos están revisando sus carteras, dejando a un lado aquellas empresas que son, por ejemplo, más contaminantes.
Al mismo tiempo, las autoridades europeas están trabajando en un nuevo marco regulatorio que marque a las compañías un modelo más claro de información sobre su exposición a los riesgos ESG, tanto medioambientales, sociales como de gobierno corporativo.
Y con unos criterios más claros para la información de las compañías, también será más fácil avanzar a un marco que defina la ESG de los clientes.
La banca escandinava pone el foco en la ESG
El sector financiero escandinavo es uno de los más avanzados en materia ESG. En conjunto, los diferentes fondos de pensiones de esos países nórdicos gestionan activos combinados por valor de 1,3 billones de dólares, con el Fondo Soberano de Noruega como punta de lanza de esta estrategia.
Los bancos están revisando sus carteras, dejando a un lado aquellas empresas que son más contaminantes
Al explicar este modelo de gestión, donde se prioriza la ESG también en los clientes, el presidente y consejero delegado de SEB asegura en la citada entrevista que es una manera de caminar hacia la sostenibilidad y hacia lo que califica como “dinero inteligente”, más aún en un contexto donde se mantienen los ‘estímulos’ por parte de los distintos bancos centrales.
“En lo referente a la diferencia entre activos sostenibles y los que no lo son está claro cuáles van a tener una mejor evolución, quizás no ahora pero seguro que sí en el medio plazo”, asegura Torgegy. En lo que va de año, se han emitido bonos bajo criterios ESG por valor de 403.000 millones de dólares (cerca de 340.000 millones de euros), un 70% más que en 2019, según recopila Bloomberg.
El banco SEB está controlado en un 20% por el vehículo inversor de la familia sueca Wallenberg, considerado uno de los primeros fondos ‘friendly funding’. También fue uno de los primeros bancos en lanzar un bono verde, en 2008, bajo el amparo del Banco Mundial.