El pinchazo de la OPV de Deliveroo lanza una alerta sobre los riesgos ESG del modelo ‘rider’
El gigante del reparto a domicilio cae más de un 36% desde su debut bursátil en marzo, por las dudas sobre su modelo de negocio y su estructura accionarial
Iba a ser el gran debut en la Bolsa de Londres de la última década. La primera gran empresa en saltar al parqué después del Brexit. Y, en realidad, ha sido un pinchazo marcado por las dudas sobre el modelo de negocio en la primera gran OPV (oferta pública de venta) donde las cuestiones ESG (Environmental, Social & Corporate Governance) pesan por encima de todo a los inversores.
El gigante de la distribución a domicilio, Deliveroo, basado en el modelo de ‘última milla’, ha visto cómo su modelo de negocio, sobre el que penden las regulaciones laborales sobre los ‘riders’, se lleva por delante las expectativas más alcistas.
En un mes su valor bursátil ha caído de 7.600 a 4.500 millones de libras
Deliveroo Holdings saltó al parqué londinense el último día del primer trimestre del año. Lo hizo con la vitola de fijarse en la plaza de la City como mercado de referencia y dejar de lado Wall Street y el Nasdaq, como ‘tótems’ para una empresa tecnológica.
Sin embargo, sobre las expectativas de crecimiento han pesado las dudas sobre los riesgos -sobre todo ligados a la S de la ESG-, que han marcado la evolución de la acción. Sus títulos, que ya iniciaron la cotización en la franja más baja de la OPV, 390 peniques, hoy rozan los 255.
Un recorrido descendente al que marcó tendencia el primer día de cotización, cuando la acción de Deliveroo ya pinchó, con un traspiés de más del 25%, recortando su capitalización inicial de 7.600 millones de libras en más de 2.000 millones. Ahora, cuando no ha pasado ni un mes, esa valoración bursátil no llega a los 4.500 millones de libras.
¿Por qué dudan los inversores?
Más allá de las cifras de su evolución en el parqué, la cuestión de fondo con Deliveroo es su modelo de actividad, los riesgos a los que se enfrenta, sobre todo en lo relativo a sus ‘riders’ y los procesos judiciales que mantiene abiertos: si sus repartidores son o no falsos autónomos y qué relación laboral mantienen con la compañía. Sólo en Reino Unido, alcanzaría los 50.000 raiders y los 100.000 en todos los países donde opera.
Una regulación que está pendiente de definirse en diferentes países, entre ellos España, donde el Tribunal Supremo tendrá la última palabra. Una situación que también afecta a otras compañías que podrían plantearse salir a bolsa en el futuro, como Glovo.
El modelo laboral y la estructura de su equipo de repartidores, cerca de 100.000 en todo el mundo, es uno de sus principales riesgos
En ese marco, una oleada de valoraciones críticas sobre la nueva cotizada. “El número de inversores institucionales que hacía cola para decir que no en la OPV por motivos ESG ya hacía prever que iba a ser un debut en bolsa complicado”, aseguró, a la agencia Reuters, James Athey, director de inversiones de Aberdeen Standard Investments.
Otro representante de esta misma firma Andrew Millington, jefe de ‘UK Equities’ también se pronunció sobre su ‘no’ a participar en la OPV, que calificó como ‘bandera roja’. “No estaríamos cómodos con que el modo en el que emplea su plantilla pueda ser considerado sostenible”.
En declaraciones a la prensa británica, el responsable de inversiones en renta variable de Aviva, David Cumming también ahondó en los mismos motivos, argumentando que los inversores ya se toman muy en serio las cuestiones sociales de la ESG. “Muchas compañías podrían marcar la diferencia en la vida de sus trabajadores si se les garantizaran un horario de trabajo y un salario mínimo. La forma en la que se comportan las empresas cada vez es más importante”.
Cumming recalcó que los ‘riders’ de Deliveroo, en los que se basa su modelo de reparto, no cuentan con derechos básicos, como salario mínimo baja por enfermedad o vacaciones. “No invertiremos en Deliveroo por varias razones, pero esa es una de ellas”, recalcó el responsable de Aviva en los días previos a la salida a bolsa.
Otras opiniones de los analistas, directamente, implicaban la propia valoración de la compañía. ¿Cómo puede ser que una empresa valorada en 3.000 millones de libras en noviembre y 5.000 millones en enero, tenga, mágicamente, un valor de 8.000 millones de libras en marzo?”, se preguntó sobre el precio de la colocación, Russ Mold, responsable de inversiones de AJ Bell.
Mantiene procesos judiciales abiertos en diferentes países, entre ellos, España
Además de las cuestiones sociales, hay dudas sobre la estructura accionarial de la compañía, lo que entra en el modelo de buen gobierno corporativo; la G de la ESG.
En concreto, en lo relativo a la capacidad de control que mantendrá el cofundador y consejero delegado de la compañía, Will Shu, quien se reserva un participación minoritaria, pero con mayores derechos de voto, lo que le permitirá mantener el control de la gestión de la compañía durante un plazo de tres años.
Las explicaciones de la compañía en su hoja de ruta
Deliveroo no esquiva las cuestiones que tiene abiertas por su propio modelo de actividad. En su folleto de salida a bolsa (prospectus) reconoce que tiene varios procedimientos judiciales abiertos en distintos países, entre ellos, Reino Unido, España, Francia, Italia y Países Bajos. Todos ellos relativos al status de sus ‘riders’.
Por ello, ha tenido que hacer diferentes provisiones, también en caso español, aunque no indica a cuánto ascienden en cada país. En total, según su folleto, Deliveroo tiene provisionados -para todo tipo de cuestiones laborales, judiciales y fiscales incluidas- más de 250 millones de libras.
Además, Deliveroo reconoce que si los procesos judiciales que aún tiene abiertos se fallan en su contra, su modelo financiero, así como la reputación de la empresa, se pueden ver dañados. De momento, ese impacto es a futuro, pero los inversores, claramente, ya lo han descontado en su OPV.