El Banco Santander lanza su primera emisión de deuda verde del año

Coloca 1.000 millones de euros en bonos 'senior non-preferred' a siete años con un demanda de 2.800 millones

GRAFCAT4910. BARCELONA, 16/06/2021.- La presidenta del Banco de Santander, Ana Botín, durante la jornada inaugural de la XXXVI Reunión del Cercle d’Economia que ha comenzado este miércoles en Barcelona y que congrega a las principales personalidades del mundo político y económico de España. EFE/Quique García

Los bancos españoles continúan probando el mercado de deuda sostenible. Este jueves ha sido el Santander el que ha puesto en marcha una emisión de deuda senior no preferente (‘senior non-preferred’) a siete años. con la que el banco ha captado 1.000 millones de euros. Los bonos cotizarán en Dublín.

Las peticiones, sin embargo, han sido mayores, ya que alcanzaron los 2.800 millones. Con esta demanda el banco redujo a 78 puntos básicos sobre ‘mid swap’ el tipo de interés, frente a los 105 puntos básicos con los que se inició la subasta por la mañana.

Es un coste inferior al de la colocación de 2020 -también de este tipo de deuda- cuando por un importe similar los bonos se emitieron 140 puntos básicos sobre el índice de referencia.

El banco reduce el coste respecto a la emisión hermana realizada en junio de 2020

Para el banco que lidera Ana Botín se trata de la primera emisión de bonos verdes de este ejercicio, aunque ya realizó operaciones en 2019 y 2020. Las entidades colocadoras fueron Danske, ING, Mediobanca, Natixis, Santander (B&D), SocGen y UniCredit y el vencimiento del bono está previsto para el 24 de junio de 2028.

La emisión se enmarca dentro del marco de bonos sostenibles del Santander y se esperaba que obtuviera un rating Baa1 por parte de Moody’s; y A- de Fitch y S&P.

Es la tercera operación que el banco realiza con componente ‘verde’ en el mercado. El octubre de 2019 puso en marcha su emisión inaugural, con la que captó 1.000 millones. En aquella ocasión fueron bonos sénior preferentes -la de este jueves absorbe posibles hipotéticas pérdidas futuras, por lo que computa dentro del capital-.

El banco lanzó en octubre de 2019 su emisión inaugural

El Banco Santander entonces pudo reducir el diferencial orientativo a lo largo de la mañana, hasta ‘midswap’ más 0,65%, “gracias a la fuerte demanda, de 5,5 veces la cantidad emitida, y al elevado número de inversores”, explicó en un comunicado.

La de hace dos años fue la primera colocación dentro de su plan de emisiones sostenibles, que se enmarca dentro del plan del Santander de facilitar más de 120.000 millones de euros en financiación verde hasta 2025, que se incrementa hasta los 220.000 si el marco temporal se amplía hasta 2020.

Aquellos recursos se utilizaron para financiar 32 proyectos solares y fotovoltaicos, con una capacidad instalada superior a los 6.300 megavatios (MW).

En 2020, por el contrario, la entidad ya optó por emitir bonos sénior no preferentes a 7 años y también eligió junio para llevar adelante la colocación.

Los fondos captados en aquella operación se utilizaron “para financiar y refinanciar préstamos relacionados con las energías renovables, eólica y solar, en consonancia con dos Objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, en países centrales para el Banco (Europa, EE. UU. y Latinoamérica) y financiados por Santander”, explicó entonces el banco.

Los compradores de esta emisión -también por 1.000 millones de euros- fueron mayoritariamente fondos ESG. Más de 150 inversores participaron en la colocación, que acumuló 3.000 millones en peticiones. Un 68% de las firmas que accedieron al libro estaban especializadas en ISR.

Mercado de banca privada y bonos ESG

El primer banco de la bolsa española también ha explorado ya el mercado de inversores minoritas cualificados con emisiones sostenibles.

En noviembre lanzó un bono, que requería una inversión mínima de 5.000 euros y con el 90% del capital garantizado. Este producto se comercializó entre clientes de los segmentos de empresas, ‘select’ (rentas altas), banca privada, microempresas, intermediarios financieros e instituciones privadas con al menos dos años de experiencia en productos de riesgo.

Con estos fondos, el Banco Santander pretendía financiar proyectos de energía eólica y solar. 

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