La doble cara del carbón en el reto de la transición energética

La mayor cantidad de emisiones procedentes del carbón se producen en países con compromisos de alcanzar objetivos cero, de acuerdo al último informe de la Agencia Internacional de la Energía

BBVA dejará de financiar a empresas del carbón

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La reducción drástica de las emisiones mundiales producidas por el carbón es “el principal reto para alcanzar los objetivos climáticos” y, sin embargo, el 95 por ciento de las emisiones actuales provienen de países firmantes de compromisos para alcanzar emisiones cero.

Una contradicción que pone en jaque el desafío de la transición energética, y que obliga a pensar cómo remplazar el consumo de una materia prima que, si se cumplieran los objetivos de reducción de emisiones esbozados para 2030, debería recortarse en un tercio de aquí a 2030.

Así lo explicó, al menos, la Agencia Internacional de la Energía (IAE, por sus siglas en inglés) en su último informe sobre el carbón, en el que señaló que “todo camino que evite los graves impactos del cambio climático implica una reducción temprana y significativa de las emisiones relacionadas con el carbón”.

Un carbón que el año pasado fue la segunda fuente mundial de emisiones de dióxido de carbono, tan solo por detrás del petróleo, pero también la mayor fuente de generación de electricidad, con un 36 por ciento del pool en 2021, “así como un importante combustible para uso industrial”.

Y esto, a pesar de que la industria se encontró con las puertas cerradas a la financiación por parte de los grandes bancos.

El carbón como respuesta a la crisis energética: pan para hoy, y hambre para mañana

“La demanda de carbón, lejos de disminuir, ha estado rondando máximos históricos durante la última década”, apuntaba el informe de la Agencia Internacional de Energía.

De acuerdo al análisis de la organización, la actual crisis energética mundial provocó un modesto aumento del consumo de carbón en varios países, al menos temporalmente, sobre todo en respuesta a los elevadísimos precios del gas natural.

Y este aumento, aunque a ojos de la IAE puede corregirse a corto plazo, “es una señal preocupante de lo lejos que está el mundo en
en sus esfuerzos por reducir las emisiones hasta llegar a un nivel cero, sobre todo en lo que se refiere al objetivo, difícil pero alcanzable, de hacerlo en 2050″.

Unos signos de preocupación que, a pesar del “impulso alentador” por parte de muchos gobiernos que la agencia reconocía en la expansión de las energías limpias, dejaba sin resolver problemas como qué hacer con la “enorme cantidad” de activos de carbón existentes en todo el mundo.

Y es que, de acuerdo al estudio realizado por la institución, en la actualidad continúan existiendo unas 9.000 centrales eléctricas de carbón en todo el mundo, que cuentan con perfiles de edad que oscilan entre la media de más de 40 años en Estados Unidos, hasta los menos de 15 años en las economías en desarrollo de Asia.

Pero las perspectivas de uso de todas ellas en el futuro dependerán, en gran medida, de las decisiones de inversión que se tomen de aquí a 2030.

Los países qué mayores dificultades plantean en esta transición energética del carbón

La amplia presencia de plantas de carbón en todo el mundo, y su uso intensivo tanto en economías desarrolladas como en las más emergentes, por tanto, presenta un escenario de muchas dificultades para dejar atrás el uso de este motor negro de la economía.

Desde la IAE, no obstante, destacaron seis países en los que la elevada dependencia del carbón hará más difícil la transición energética: Indonesia, Mongolia, China, Vietnam, India y Sudáfrica.

China, además, representa más de la mitad de la demanda mundial de carbón, sobre todo de parte de su sector energético, que representa un tercio de la demanda mundial de la materia prima, de acuerdo al informe de la Agencia Internacional de la Energía.

Unos números que pueden entenderse al comprobar que China “produce más de la mitad del acero y el cemento del mundo”. Industrias, ambas que hacen un uso intensivo del carbón.

Así pues, la IAE reclamó que, en un escenario de cumplimiento de los compromisos de emisiones cero, se requerirán 6 billones de euros de inversión hasta 2050 para reducir el impacto de la energía de carbón.

Unos objetivos cuyo cumplimiento, en estos momentos, quedan claramente en entredicho, porque el carbón es el mayor problema para hacer frente al cambio climático, pero también la solución más inmediata a la crisis energética.

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