Entre los demócratas que promocionaron el historial del partido en la lucha contra el cambio climático en su convención de Chicago, hubo una excepción importante: la vicepresidenta Kamala Harris.

Harris y otros oradores en horario de máxima audiencia, incluido su segundo Tim Walz, en gran medida evitaron destacar los logros ecológicos alcanzados por la actual Casa Blanca.

La importancia de controlar el calentamiento global quedó registrada sólo como una referencia pasajera cuando Harris aceptó formalmente la nominación presidencial demócrata el jueves por la noche.

Entre las libertades que están en juego en las elecciones de noviembre están las de “respirar aire limpio y beber agua limpia, y vivir libres de la contaminación que alimenta la crisis climática”, dijo Harris.

La decisión de pasar por alto en gran medida la cuestión climática, y un aumento en la inversión en energía limpia fue criticado por grupos verdes, que buscan señales más claras de las intenciones de Harris.

“La extremadamente breve mención que hizo Harris del cambio climático” durante su discurso “corona una semana en la que la crisis climática estuvo sorprendentemente ausente en Chicago”, dijo Collin Rees, director político de Oil Change US, que aboga por una transición más rápida para abandonar los combustibles fósiles. “Necesitamos compromisos concretos y específicos”.

¿Una decisión estratégica?

Para la candidata presidencial, la decisión de permanecer en silencio puede ser estratégica. Si bien el activismo climático podría animar a los votantes jóvenes, también corre el riesgo de alejar a los posibles partidarios en el estado clave de Pensilvania, rico en gas, dijo Kevin Book, director ejecutivo de la consultora ClearView Energy Partners LLC.

Donald Trump ha atacado implacablemente el enfoque de Harris sobre los combustibles fósiles, diciéndole a una multitud en York, Pensilvania, a principios de esta semana que si es elegida, los precios de la energía se “cuadriplicarán” y Estados Unidos no producirá “ni una gota de petróleo”.

Durante su breve campaña presidencial de 2019, Harris pidió la prohibición del fracking, la técnica utilizada para producir la mayor parte del petróleo y el gas en tierra en Estados Unidos.

La campaña presidencial de Harris ha dicho que no prohibiría la práctica e insiste en que las afirmaciones de Trump “son un intento obvio de distraer la atención de sus propios planes de enriquecer a los ejecutivos del petróleo y el gas a expensas de la clase media”.

Como vicepresidenta, Harris emitió el voto decisivo para asegurar la aprobación en el Senado de la amplia ley fiscal y climática conocida como Ley de Reducción de la Inflación, mientras que la administración Biden-Harris también ha impuesto regulaciones que limitan emisiones de gases de efecto invernadero.

Antes del discurso de Harris durante la última noche de la convención de Chicago, los organizadores habían dedicado un segmento de 13 minutos a las cuestiones climáticas. “Un presidente estadounidense debe liderar al mundo en la lucha contra el cambio climático”, dijo el secretario de Interior Deb Haaland  a la audiencia. “Kamala Harris entiende esa tarea”.

El escenario de la convención no es el foro para los detalles finos, dijo RL Miller, delegado de California y presidente de Climate Hawks Vote Political Action, que apoya a los candidatos comprometidos con acciones enérgicas sobre el calentamiento global.

“Este es un lugar para el entusiasmo demócrata”, dijo. “No para los fanáticos de las políticas”.