Los ratings de la industria de defensa elevan las dudas sobre su perfil ESG

La guerra de Ucrania ha devuelto a la palestra la inclusión de empresas de defensa en la inversión responsable. Las calificaciones varían, pero algunas de las mayores armamentísticas del mundo tiene una alta puntuación en ESG

Uno de los vehículos militares desarrollados por el fabricante estadounidense Raytheon.

La industria de la defensa se perfila para formar parte de la inversión ESG. La guerra de Ucrania ha vuelto a poner sobre la mesa un debate que viene de lejos a raíz de los altos retornos ofrecidos en Bolsa. La Comisión Europea estudia su inclusión de cara a la taxonomía social, no sin cierta ambigüedad. Por su parte, los ratings de las mayores empresas del mundo reflejan la incertidumbre que generaría dar este paso.

Algunas compañías del sector, como las armamentísticas, han sido tradicionalmente las exclusiones más claras de la inversión responsable. Sus detractores alegan la falta de control de sus productos y que su inclusión cargaría contra uno de los principios fundacionales de la ESG. 

Frente a ello, sus defensores miran a Bruselas, de soslayo, para que el organismo finalmente conceda un hueco en la taxonomía social que publicará este año, al tiempo que apelan a la responsabilidad social del armamento y defienden las oportunidades de financiación.

Disparidad en los ratings

El subíndice Aerospace & Defense del Dow Jones es la mayor referencia bursátil para conocer el rendimiento del sector. Desde el inicio de la invasión rusa se ha revalorizado un 4 por ciento, cerca de la mitad de las ganancias en bolsa en el último año. 

Blackrock, por su parte, gestiona el mayor ETF del sector con 3.000 millones de dólares en activos, el fondo iShares Aerospace & Defense, que replica el comportamiento del índice.

Su cartera está formada por las mayores empresas del sector en los Estados Unidos, y algunas cuentan con las calificaciones más altas por parte de los proveedores.

Por ejemplo, la multinacional militar Lockheed Martin y Northrop Grunman, uno de los mayores contratistas militares de Estados Unidos, cuentan con la nota más alta que concede MSCI, referencia global de calificaciones, que las valora como empresas ‘líderes’ en la gestión de riesgos ESG.

Otras compañías como Raytheon, que ocupa más de una quinta parte de la cartera del ETF de Blackrock, o la división aeroespacial de Boeing, que tiene un peso del 15 por ciento, están valoradas dentro de un rango ‘BB-BBB’, equivalente a empresas con un historial “mixto” en la gestión ESG, según la metodología de MSCI.

Los ratings indican que algunas de estas empresas están más avanzadas. Sustainalytics, de la agencia Morningstar, sitúa a Lockheed Martin y Northrop Grunman dentro de un perfil de riesgo ESG ‘medio’, esto es, entre 20 y 30 puntos, mientras que coloca a Raytheon y Boeing por encima de esta puntuación, equivalente a un perfil de riesgo alto.

De la misma forma, para S&P Global, propiedad del operador bursátil de Wall Street, ve diferencias sustanciales entre estas compañías: Raytheon y Boeing ‘suspenden’ al obtener una puntuación por debajo de 50 -sobre 100- mientras que Lockheed Martin y Northrop Grunman superan los 90 puntos.

En cuanto a las empresas europeas, esta disparidad también se hace patente. El mayor contratista militar del continente, la británica BAE Systems, cuyas acciones han sumado un 12 por ciento desde que comenzó la guerra, cuenta con las notas más altas de los tres proveedores mencionados. 

Incluso en una misma compañía existen diferentes criterios por parte de los proveedores. Es el caso de la aeroespacial francesa Safran, una de las mayores compañías de defensa del mundo. Tanto MSCI como S&P la colocan por debajo de sus pares, mientras que Sustainalytics le concede una de las mejores notas del sector, al situarla cerca del perfil de riesgo bajo.

La guerra dispara el gasto en defensa

Pese al poco consenso, las voces que defienden la inclusión de la defensa en la inversión responsable apelan a las fuertes ganancias que se avecinan para el sector, lo que podría contribuir a transformar el perfil de las empresas. Especialmente, a medida que los países rearman sus presupuestos de defensa.

Un estudio del Instituto Internacional de Estudios para la Paz (SIPRI, en inglés) de Estocolmo destacó que los siete países europeos con mayor gasto en defensa podrían duplicar los 200.000 millones que gastan anualmente, una tercera parte del gasto de Estados Unidos en 2020.

“La invasión de Ucrania por parte de Rusia puede obligar a Europa a elevar el gasto en defensa. Los programas europeos volverán a centrarse en las necesidades y la letalidad, y no en las políticas industriales que hacen hincapié en el gasto en I+D”, explican los analistas de Bloomberg Intelligence.

“El gasto en misiles debería aumentar con el impulso a las capacidades de defensa europeas. Es probable que una cantidad significativa de esas compras fluya a través del fabricante europeo de misiles MBDA, consolidado a partir del grupo que poseen Aribus, BAE Systems y Leonardo. Las principales empresas de defensa estadounidenses como Raytheon, Lockheed y Boeing fabrican sistemas similares”, detallan.

Un informe reciente de Barclays apuntó que la industria de defensa ha superado en bolsa el rendimiento del S&P 500, con entre un 30 y un 35 por ciento de subida en el año frente al entre 15 y 20 por ciento que se ha revalorizado el princial índice de Wall Street. 

“Creemos que las perspectivas permanecen favorables dadas las revisiones de ganancias positivas que esperamos que se produzcan. El promedio del sector cotiza ahora a un PER de 18 veces, que está en un rango similar al de periodos anteriores de presupuestos de defensa elevados por el aumento de las tensiones globales”, destacaron los analistas.

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