La victoria en Alemania del candidato conservador Friedrich Merz en las elecciones del domingo ha suscitado esperanzas de que este antiguo abogado de empresa de 69 años agite una varita mágica y ponga fin a años de estancamiento económico. La desfavorable demografía alemana hace que esto sea demasiado optimista.

A pesar del enérgico deseo de Merz de formar gobierno rápidamente y de la probabilidad de que tenga que abandonar su resistencia a un mayor endeudamiento para reconstruir el ejército alemán, el envejecimiento de la población impide que se repita el auge del que disfrutó este país tras la Segunda Guerra Mundial o después de las reformas del mercado laboral de Gerhard Schroeder a principios de la década de 2000.