Un futuro sin Whatsapp
Whatsapp es una compañía estratégica para Facebook. Zuckerberg piensa que las app de mensajes encriptados son un tipo de comunicación al alza
Lorena Tomás tiene 12 años y un móvil de su propiedad desde su décimo cumpleaños. Tiene perfil en Tik Tok y mira vídeos de Youtube sin parar. Pero nunca le ha dado por Facebook. La red social es, a sus ojos, un lugar frecuentado por ese colectivo tan poco popular llamado «padres», aunque los suyos hace tiempo que prefieren Whatsapp para compartir bromas o fotos con sus allegados («allegados», esa palabra tan de moda estas Navidades).
El caso de Lorena (nombre ficticio) ejemplifica a la perfección el daño que la reciente demanda del Gobierno estadounidense podría provocar en la compañía de Mark Zuckerberg, a la que se pide que se deshaga de Instagram y Whatsapp (dos empresas que adquirió en 2012 y 2014 por 1.000 y 19.000 millones de dólares, respectivamente).