Inflación y expansión monetaria
¿Estamos abocados a una espiral inflacionista? ¿Es inevitable su aumento como consecuencia de la expansión del balance de los institutos monetarios?
Los analistas financieros siempre tratamos de eludir comentarios sobre temas monetarios porque no son tan intuitivos como nos gustaría para poderlos explicar sencillamente; la ciencia es siempre una excepción del sentido común.
La polémica actualmente existente en los mercados y en las casas de análisis respecto al resurgimiento de la inflación no nos deja, no obstante, otro remedio que abordar esta cuestión.
Milton Friedman, el famoso monetarista de la Escuela de Chicago, afirmó que la inflación es siempre, y en todo lugar, un fenómeno monetario y que se produce porque el dinero aumenta a mayor ritmo que la producción.
Y recientemente los bancos centrales, o mejor llamados institutos monetarios, para distinguirlos de los bancos privados, han creado una abundante liquidez.
¿Estamos abocados a una espiral inflacionista?
Tras la Gran Crisis Financiera hubo una expansión notable de los balances de los institutos monetarios, una de las maneras de crear dinero, y, sin embargo, no hubo brotes inflacionistas.
Pero no solo los institutos monetarios crean dinero. También lo hacen los bancos privados, aumentando su balance, lo que afecta a otro determinante importante de la inflación: la velocidad de circulación del dinero.
Pues bien, durante la década siguiente a la Gran Crisis Financiera los bancos privados no solo redujeron su balance, «destruyendo dinero» con el fin de mejorar su solvencia y su liquidez, sino que la nueva normativa muy enfocada a potenciar estos dos parámetros hizo que una parte nada desdeñable de la expansión del balance de los institutos monetarios quedara en el circuito bancario con el fin de cumplir con los cambios de legislación y no se transformara en compras de bienes y servicios.
En otras palabras, la velocidad de circulación del dinero disminuyó. La situación actual es distinta ya que los bancos privados disponen de liquidez y tienen solvencia, de modo que no neutralizarán la expansión de los institutos monetarios.
¿Significa esto que es inevitable un aumento de la inflación como consecuencia de la expansión del balance de los institutos monetarios?
Puede acontecer temporalmente, pero no tiene por qué ocurrir necesariamente, sobre todo de manera persistente.
Para que ese aumento del dinero genere inflación, familias y empresas deben materializarlo en un incremento de compras de bienes y servicios, y no destinarlo a ahorros.
A día de hoy no hemos detectado ninguna presión inflacionista que vaya mucho más allá de los objetivos de inflación de los institutos monetarios (situado en el 2 por ciento tanto para la Reserva Federal como para el Banco Central Europeo).
Además, tras varios años de inflación por debajo de su objetivo y de riesgos de deflación, ahora debería permitir que durante algún tiempo lo sobrepasara, para que en promedio dicho objetivo se cumpliera.
Pero debemos estar vigilantes; es fácil que la simultaneidad de expansión monetaria y fiscal genere tensiones inflacionistas como efecto colateral.
Lo importante será que dichas tensiones no den lugar a un desanclaje de las expectativas de inflación, lo que por el momento resulta poco probable.