La diferencia está en el sector inmobiliario
El sector inmobiliario es una de las grandes diferencias respecto a la anterior crisis, pero no existen indicadores del sector suficientemente precisos que nos permitan hacer un seguimiento muy detallado
Una de las grandes diferencias entre la situación actual y la Gran Crisis Financiera (GCF) ha sido el comportamiento del sector inmobiliario.
Este presentaba en 2007 elevados precios, alto endeudamiento por parte de sus tenedores y baja solvencia de los mismos; su inestabilidad era tal que era parte del problema.
En el caso actual, el de la pandemia, el sector inmobiliario, y especialmente la vivienda, han registrado una corrección mucho menos intensa que el resto de la economía.
Los pesados fardos
Y, evidentemente, una de las razones es que el mismo no cargaba con los pesados fardos que tenía sobre sí en la GCF. Este comportamiento no ha sido una particularidad singular de España, sino que lo hemos observado, incluso con más dinamismo, en muchas otras geografías, aunque con muchos y profundos matices.
En general y esto lo podemos decir tanto en el plano global como en el local, no existen indicadores del sector inmobiliario suficientemente precisos que nos permitan hacer un seguimiento muy detallado, sino más bien los que empleamos de trazo grueso que nos permiten seguir tendencias, pero no especificar grandes detalles.
El indicador más seguido globalmente, y eso que es de una geografía singular, es el índice Case-Shiller de precios de vivienda en los Estados Unidos, que ha pasado de 213,4 en diciembre de 2019 a 238,4 en enero de 2021.
Supertramp Crisis? What Crisis?
Ver una subida de más del 10 por ciento en un entorno tan adverso nos recuerda al título del LP de Supertramp Crisis? What Crisis? En España, los indicadores económicos apuntan a que los requerimientos de distanciamiento social han tenido consecuencias en 2020, pero mucho menos de, por ejemplo, la caída del 10,8 por ciento del producto interior bruto en ese año.
Para los próximos años creemos que hay factores que apoyan el buen comportamiento del sector inmobiliario, especialmente en lo que a vivienda se refiere.
Existe una bolsa de ahorro, que estimamos superior a 60.000 millones de euros. que en la medida en que se normalicen las situaciones de salud pública y laboral se materializará en consumo privado y compra de vivienda.
La inversión, al inmueble
Los bancos centrales mantendrán tipos bajos por un largo periodo y los activos financieros están ofreciendo una escasa rentabilidad, lo cual está favoreciendo el desplazamiento de las inversiones hacia los inmuebles.
Además, una de las consecuencias de la política monetaria tan laxa es la facilidad de las condiciones financieras, que evidentemente llegan a las hipotecas.
Nuestra previsión de repunte, aunque sea moderado, de los tipos reales (los resultantes después de depurar el efecto de la inflación), no es una buena noticia para los inmuebles, pero pensamos que las elevadas tasas de crecimiento económico compensarán este lastre.