«El mercado ha descontado mucho las buenas noticias y poco las malas»

Entrevista con Sebastián Velasco, director general de Fidelity España: «La velocidad al retirar los estímulos será desigual», asegura

Director general de Fidelity en España

Sebastián Velasco, máximo responsable de la gestora Fidelity en España y Portugal, está convencido de que el mercado sufrirá una serie de correcciones hasta final de año. ¿El motivo? Una caída del crecimiento económico de China, el anuncio de un banco central o un rebrote agresivo del virus. Hasta ahora, según su opinión, la bolsa ha descontado más las buenas noticias que las malas.

Las bolsas suben este ejercicio tras descontar la efectividad de las vacunas y el fin de las restricciones. Pero Fidelity, desde el principio de la pandemia, ha mantenido una actitud muy cautelosa con la evolución de este virus. ¿Qué escenario manejáis sobre el impacto de las mutaciones en los mercados? 

Es verdad que los mercados han subido mucho desde principios de año por muy buenos motivos. Desde que aparecen las vacunas se levantan las restricciones, se reabren las economías y tanto particulares como empresas empiezan a consumir y a invertir de nuevo. Eso es crecimiento económico, ese es el tipo de noticia que le gusta a los mercados. 

Pero es cierto que en Fidelity hemos sido un poco más cautos que el consenso de mercado en relación con las expectativas de crecimiento de beneficios. A principios de año el retraso en la llegada de vacunas hizo que algunos países tuvieran que rebajar las expectativas de crecimiento económico. Sin ir más lejos España, que apuntaba a una cifra por encima del 10 por ciento y la rebajó al 6,5 por ciento. Además, nos encontramos con que hay cadenas de suministros globales que dependen de qué porcentajes elevados de la población estén vacunados en países en vías de desarrollo. Y eso no va a ocurrir hasta finales de 2022 o incluso de 2023. 

Y, por último, nos encontramos con nuevas mutaciones, la más reciente y muy agresiva, la variante delta. Es un elemento de incertidumbre muy importante. Es decir, tengo la sensación de que se han descontado muchas de las buenas noticias y muy pocas de las menos buenas. 

Hay varios debates abiertos en el mercado actualmente. Uno de ellos es el de la inflación, si será un fenómeno transitorio o no. ¿Dónde os posicionáis? ¿Cómo va a ir el mercado digiriendo esta subida de los precios?

Es el gran debate de los últimos meses, si la inflación es transitoria o permanente. La última encuesta de gestores de fondos de Merrill Lynch apuntaba que solo un 28 por ciento de estos profesionales pensaba que la inflación estaba aquí para quedarse. Una mayoría cree que es puramente transitoria y que la subida de los precios de materias primas y también en los costes laborales se verá compensada a principios del año que viene por ese exceso de capacidad que existe en numerosas empresas, sectores y países. 

Nosotros en Fidelity estamos un poco más cerca de la tesis de que la inflación tiene un recorrido más a largo plazo. Hay motivos estructurales para ello. También es muy importante valorar lo que ha ocurrido y lo que va a ocurrir con las cadenas de suministros globales, con esa deslocalización de proveedores que ya están realizando multinacionales para evitar que esto se pueda volver a producir y que vean restringido el acceso a sus materias primas. 

Y, por supuesto, pensamos que esos enormes estímulos fiscales y monetarios de los últimos años se van a traducir en inflación.

Al hilo de esto, ¿Qué movimientos esperáis de los bancos centrales? La Fed ya ha anunciado que anticipará la subida de tipos, ¿pero va a reducir estímulos antes de lo previsto?

Fue interesante ver lo que a finales de junio decía la Fed y esa aparición de dos puntos que sugerían una posible subida de tipos de interés a partir del año 2023. Dos subidas en concreto. Puntos que no aparecían en el gráfico que se había publicado en marzo. 

Esto indica que la Fed piensa en una retirada de estímulos y en una posible subida de tipos de interés porque ve que el crecimiento económico está siendo muy fuerte y porque es posible que eso genere un calentamiento de la economía que se traducirá en una inflación más allá de lo deseable. 

Lo que está claro es que la Fed va a estar muy pendiente de los datos económicos durante el próximo año y medio, todavía hay mucho tiempo. Y la velocidad con la que se retiren esos estímulos será distinta en cada una de las grandes economías. Posiblemente, la primera en hacerlo sea China y a continuación los Estados Unidos. La que irá a remolque será la economía europea. 

Otro debate que afecta a los inversores y está unido a la decisión que tome la Fed es dónde posicionarse, si en valores cíclicos o de crecimiento. ¿En qué bando hay que estar? 

Siempre hay que estar del lado que apunta al crecimiento. Hay un dicho en política económica y es que nunca te enfrentes a la Fed. Aquí sucede algo parecido, no te enfrentes a lo que sugiere la dirección del crecimiento. Y los sectores que se benefician de un crecimiento fuerte son los llamados cíclicos: materiales básicos, consumo discrecional, sector financiero y el inmobiliario. Estamos viendo más una rotación hacia valores cíclicos que esa rotación de crecimiento a valor que en algún momento se ha hablado. 

Son muchos años consecutivos con la bolsa estadounidense superando a la europea. Este año se han equilibrado las fuerzas y parece que Europa tiene la opción de dar el sorpaso. ¿Hay partido por jugar?

Sí. Es posible que la rentabilidad de Europa este año sea superior a la de los Estados Unidos. Pero si ocurre será por los niveles de valoración tan elevados de la bolsa estadounidense, que ha sido el verdadero motor desde la gran crisis financiera. En los últimos 13 años el S&P 500 se ha multiplicado por 3,5 veces, mientras que el Eurostoxx lo ha hecho por dos y poco. Le queda algo más de recorrido a la bolsa europea que a las estadounidense. Pero la respuesta a la pregunta va a depender de cómo reaccionan tanto una como otra a esas correcciones de mercado a las que con toda seguridad nos vamos a enfrentar de aquí a final de año. 

Estas correcciones estarán provocadas por una caída del crecimiento en China, por un anuncio de un banco central o por algún rebrote agresivo del virus en algún país. Será interesante ver la resiliencia de la bolsa estadounidense y la europea frente a esa corrección. 

¿Le ha sorprendido el comportamiento de los valores bancarios, que en el arranque del año no entraban en las quinielas? 

El sector financiero tiende a comportarse bien cuando hay crecimiento económico, es de los primeros sectores en recuperarse. Además, se ha visto especialmente penalizado en los últimos años. Es más difícil ganar dinero cuando los tipos de interés están tan bajos. Además, se ha enfrentado a una verdadera ola regulatoria, que supone costes adicionales, y a nuevos competidores que han arañado rentabilidad que era tradicionalmente suya y le han quitado una parte del mercado.

El escenario actual facilita que los particulares quieran utilizar la tarjeta, soliciten créditos personales, hipotecas o que la población de más edad aporte a sus planes de pensiones. Todo eso supone ingresos para el sector bancario y apoya una tesis optimista de cara al futuro. 

Hablemos ahora del universo fondos de inversión. ¿Qué tipos de productos están funcionando mejor este año? ¿Qué demandan los inversores? 

Los inversores han pasado de invertir con criterio geográfico a hacerlo con criterio sectorial o temático. Ya no se invierte tanto en un fondo europeo, estadounidense o asiático. El inversor busca fondos que estén alineados con la dirección del crecimiento económico. 

Los grandes fondos temáticos están en el sector tecnológico, concretamente en comunicaciones y conectividad, en fondos demográficos, de consumo, de estilo de vida. También en fondos medioambientales, en gestión de residuos, agua, emisiones de carbono y clima. 

Son áreas donde la gestión activa brilla más porque permite incorporar no lo que las compañías han hecho en el pasado, que es lo que refleja la gestión indexada, sino las actuaciones que esas compañías van a tener a la hora de reducir los niveles de contaminación o dar un mejor trato a la fuerza laboral. 

En este escenario parece que los inversores conservadores se están quedando sin espacio. ¿Hay pocas alternativas para ese perfil de inversor? 

Si por inversor conservador entendemos aquel cuya máxima es la protección total de su capital, aquí las alternativas se acabaron hace tiempo. Solo le queda la liquidez y tendrá que preocuparse de la pérdida de poder adquisitivo por la inflación. A cambio tendrá la tranquilidad de que, en periodos turbulentos, podrá dormir sin nervios.

Pero si por inversor conservador entendemos aquel dispuesto a asumir algo de riesgo, pero con niveles de volatilidad reducidos, hay opciones: bonos ligados a la inflación, bonos con duración corta de grado de inversión, que permiten acolchar una posible subida de tipos de interés, los sectores cíclicos en la renta variable... 

Al final la pregunta es qué peso debe tener cada activo en su cartera. Y la respuesta está en la conversación que el inversor debe mantener con su asesor financiero.

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