Jair Bolsonaro hizo su aparición en la manifestación que había convocado en Brasilia el día de la independencia nacional, el 7 de septiembre, subido a un Rolls Royce descapotable de 1952, escoltado por un edecán militar, rodeado de su hija de nueve años y otros niños igual de blancos en un país en que la mitad de la población es negra, mulata o indígena, y luciendo la banda ‘verdeamarela’ que le acredita como presidente. 

 A Bolsonaro le gustan tanto los fastos del poder que quiere conservarlo tras las elecciones del próximo año. El problema es que las encuestas apuntan a que no lo pueda lograr por medio del voto y con arreglo a las reglas del juego democrático. Por eso amenaza con hacerlo mediante un autogolpe contra los otros poderes del Estado.