Cuando una app amplía la brecha digital

La exigencia de la banca tradicional de utilizar sus aplicaciones excluye a una parte de sus clientes

La digitalización bancaria ha avanzado de manera inexorable hasta tal punto que está cambiando las relaciones entre el banco y el cliente. Ya nadie duda de los beneficioso que puede ser operar a través de los canales digitales, en cualquier momento de la semana y sin tener que pisar la oficina. 

Sin embargo, esta apuesta por la tecnología por parte de los bancos amenaza con profundizar la brecha digital entre los clientes nativos digitales y los de mayor edad. Y es que cada vez hay más entidades que apuestan por la app como el canal prioritario para realizar las gestiones bancarias. Un claro ejemplo es ING. El banco holandés fue uno de los pioneros en su apuesta por la digitalización primero y, después, por el uso de la aplicación como vía principal para operar.

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