Hace unos años, el votar en juntas de accionistas parecía ser un ejercicio reservado a los fondos de pensiones, ya que el resto de los inversores institucionales no estaba apenas implicado. Actualmente, por convicción, desconocimiento o por la propia ilusión del neófito, los gestores de fondos no solo sienten una necesidad imperiosa de votar en temas ESG, sino de votar de un modo tendente al activismo.  

Ello anima a muchos gestores y grupos de interés de la compañía a presentar propuestas de temáticas variadas para que sean votadas por la junta general.