Pesadilla rusa en Latinoamérica
Las sanciones a Rusia podrían precipitar el colapso de las frágiles economías iberoamericanas. Especial preocupación con Brasil, Colombia y Argentina
Desde la caída del Muro de Berlín los europeos habían asimilado una excedencia de la Realpolitik, volviéndose más kantianos que el propio Kant, convencidos de que el ideal de la paz perpetua estaba al alcance de la mano. Entonces, en febrero de 2022, Putin proclamó la muerte de Fukuyama y la resurrección de la historia, y Europa despertó de su sueño con el ruido de tanques rusos a 500 kilómetros del Espacio Schengen.
Paradójicamente, la lógica perversa de la destrucción mutua asegurada sigue vigente desde la Guerra Fría, lo que, por un lado, ha disuadido a la OTAN de intervenir directamente en la invasión de Ucrania, y, por otra parte, ha incentivado a Putin a llevarla a cabo, así que, de no mediar errores de cálculo, estamos ante una conflagración territorialmente contenida.