La polémica fusión de ERT y Cros
¿RECUERDAS? ● La fusión de ERT y Cros, para crear con Ercros la mayor empresa química española, tuvo sobre el papel un claro perdedor: los pequeños accionistas
Ercros protagonizó a finales de los años 80 una historia de especuladores, en la que unos se llevaron la lana y otros salieron trasquilados.
El hilo de la trama fue el siguiente. KIO puso en su punto de mira a ERT, pero sus planes tropezaron con la oposición de su presidente, José María Escondrillas. Entonces intentó la maniobra envolvente. Vía Torras Hostench tomó el control de Cros y fue esta empresa la que inició el asalto al poder de ERT.
Torra Hostench, con una buena tesorería, había comprado acciones de ERT en bolsa durante los primeros meses de 1987, lo que llevó a que se disparase la cotización. Así, Torras pudo controlar algo más del 24 por ciento del capital y obligó luego a Cros (donde entró como accionista destacado) a adquirir ese paquete de acciones a un cambio del 700 por 100, inferior al exagerado que tenía entonces en bolsa como consecuencia de la especulación desatada, pero superior al valor real.
El traspaso de las acciones se efectuó en los últimos meses de 1987 y los últimos títulos los compró Cros cuando, tras el crack, ERT cotizaba a menos de 300.
Al final, Torras Honstench controlaba todo con el 35 por ciento del capital y los pequeños accionistas de ERT que quisieron separarse recibieron por sus acciones poco más del 400 por ciento, a pagar en tres años. Esas acciones llegaron a cotizar en el umbral del mil por cien.
La aventura química de KIO-Torras Hostench, con Javier de la Rosa como figura destacada, supuso movilizar unos 60.000 millones de pesetas.
En algunos momentos, la operación pasó por trances difíciles, pero los inversores, con la seguridad que les daba su potencia financiera, superaron dificultades, recuperaron dinero y se quedaron con Ercros.