Las firmas europeas especializadas en compraventa de empresas sufren dificultades crecientes para financiar este tipo de operaciones, ante la preocupación sobre la economía del Viejo Continente, que está llevando a los inversores a exigir más rentabilidad por asumir ese riesgo.

La incertidumbre global y la volatilidad bursátil desencadenada por la guerra entre Rusia y Ucrania, unidas al endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra —y la expectativa de que el Banco Central Europeo siga su camino—, han encarecido y dificultado la financiación de las operaciones, según afirman banqueros y analistas.