China va a contracorriente
EDITORIAL ● Mientras las bolsas occidentales estaban de fiesta, las chinas se desangraban. Ahora es al revés
Desde noviembre de 2020, fecha en la que el Gobierno chino decidió parar la salida a bolsa de Ant Group, la filial del gigante Alibaba, y canceló a su propietario, el multimillonario Jack Ma, los inversores han vivido un permanente desasosiego en China.
Ese frenazo a la oferta pública de Ant Group marcó el inicio de una represión estatal contra el sector tecnológico que se extendió al resto del mercado y provocó la huida del capital global.
El balance es deprimente. El mercado bajista chino acumula un desplome de más del 50 por ciento, una clara señal, por otra parte, de que ya está llegando a su fin. Estos días era el S&P 500 el que entraba en el temido mercado bajista y una ola de ventas arrasaba las bolsas occidentales.
La china, en cambio, se revalorizaba más de un 11 por ciento.
Los inversores regresan a la bolsa del país asiático porque tienen razones para el optimismo. Al final de la represión regulatoria anunciada por las autoridades chinas, se unen el levantamiento de los estrictos confinamientos por el Covid-19 y una política expansiva de su banco central, cuando el resto del mundo aplica todo lo contrario.
Además, hay un factor clave: el elevado número de empresas sólidas y rentables que cotizan a precio de derribo. Entrar a estos precios a largo plazo compensa a numerosos inversores el riesgo que siempre se corre en ese país.