La guerra de divisas inversa
En plena lucha por el control de la inflación, los bancos centrales desatan una guerra global de divisas. Nada tiene que ver con las anteriores
Isabel Schnabel, del Banco Central Europeo, dio el primer paso. En febrero, expuso un gráfico que mostraba hasta qué punto se había debilitado el euro frente al dólar estadounidense. Dos meses más tarde, Tiff Macklem, del Banco de Canadá, lamentó la caída del dólar canadiense. El presidente del Banco Nacional Suizo, Thomas Jordan, indicó que le gustaría ver un franco más fuerte.
El dólar estadounidense se ha disparado, un 7 por ciento en lo que va de año, mientras la Reserva Federal se ha ido preparando para combatir drásticamente la inflación. Y así, uno tras otro, los líderes de los bancos centrales de otros países, igual de desesperados por frenar la implacable marcha de la inflación en sus territorios, empezaron a enviar señales no tan sutiles que apuntaban a que, por una vez, darían la bienvenida a una moneda más fuerte, que contribuya a reducir el coste de las importaciones al incrementarse el poder adquisitivo fuera de las fronteras.