Comenzó como un acto de protesta de los compradores de apartamentos hartos de un único proyecto en una ciudad del centro de China. Ahora, decenas de miles de personas de todo el país están reteniendo los pagos de sus hipotecas por viviendas que los promotores, incluido el Grupo Evergrande, aún no han liquidado.

El boicot salvaje a los préstamos por valor de hasta dos billones de yuanes (296.000 millones de dólares) amenaza con agravar el desplome inmobiliario de China al desplazar el foco de atención de las asediadas empresas inmobiliarias del país a sus enormes bancos. Los prestamistas han confiado en las hipotecas como su fuente más segura de ingresos, ya que los bloqueos del Covid-19 sofocan el crecimiento.