En poco más de cinco años, un fondo inmobiliario de Blackstone abierto a pequeños inversores se ha convertido en una fuerza de 70.000 millones de dólares. Ha engullido apartamentos, casas suburbanas, dormitorios, centros de datos, hoteles y centros comerciales. Es propietario del lujoso hotel y casino Bellagio de Las Vegas, de un rascacielos neoyorquino de 76 plantas diseñado por Frank Gehry y de un extenso complejo en Florida para los becarios que trabajan en Walt Disney World Resort.

A diferencia de muchos fondos de inversión inmobiliario, sus acciones no cotizan en bolsa.