Que los políticos son, como dijo una vez un ministro británico, «económicos con la verdad» es una evidencia fácilmente comprobable en las hemerotecas. La verdad, en política, es tan mudable como los imperativos de quien la invoca en cada momento. En las circunstancias actuales, resulta difícil creer que Pedro Sánchez pueda mantener su «confianza» en Irene Montero, como dijo hace unos días. Pero la necesidad obliga a la insinceridad. 

En puertas de las citas electorales de 2023, el bien superior que necesita proteger el presidente es la continuidad del gobierno de coalición. La pregunta más crucial, sin embargo, es si la ministra de igualdad, y el partido al que representa, dicen la verdad cuando afirman que coinciden en ese empeño. Las circunstancias que rodean el futuro electoral de Unidas Podemos permiten especular que, en breve, les interesará todo contrario.