Mientras intenta remodelar los lazos comerciales de Estados Unidos con el resto del mundo, Donald Trump desvela una nueva amenaza arancelaria: promete imponer un gravamen del 25% a las importaciones estadounidenses de acero y aluminio, valoradas en casi 50.000 millones de dólares en 2024.

Aunque la medida pretende reforzar la producción nacional, tiene implicaciones para la economía en general, dado que Estados Unidos depende de las importaciones para satisfacer gran parte de la demanda de estos metales en sectores como la construcción, la fabricación de automóviles, el envasado de bebidas y la producción de equipos militares.