De Kabul a la Diada
¿Quién iba a decir que las dramáticas imágenes del aeropuerto de Kabul le iban a «alegrar» a Pedro Sánchez (entiéndase el sentido figurado) el arranque del nuevo curso político? La oposición y, como de costumbre, el sector Podemos del Gobierno, no cesó el fuego graneado habitual cuando el jefe del Ejecutivo se calzó las alpargatas en Lanzarote. Y es que no faltó materia: la polémica devolución de menores marroquíes desde Ceuta, el precio de la luz y, caldeado ya el ambiente, el clamor por su inexplicable incomparecencia durante los compases iniciales de la crisis en Afganistán.
Pero, de la misma manera que unos hechos conspiraron contra el presidente a principios de mes, otros acontecimientos se alinearon para que, a su regreso a Madrid, hasta las críticas del incansable Pablo Casado se convirtieran en algo parecido a un elogio, aunque solo fuera momentáneamente y en virtud del sentido de estado invocado por el jefe de la oposición.