Consecuencias de una España rural sin banca
Entre los servicios básicos del entorno rural, el que más ha retrocedido en los últimos dos años ha sido el bancario
La banca le da la espalda a la España rural, lo que se traduce en dar la puntilla a la España vaciada. El reciente anuncio de los principales operadores del sector financiero de reducir sus oficinas en el territorio nacional –sólo dos de ellas cerrarán más de 1.500– puede agravar todavía más el problema de la despoblación en el país.
Todas las entidades de crédito se están transformando, arrastradas por una era digital que está modificando la forma en que se relacionan los clientes. Los beneficios en términos de coste y de eficiencia son innegables. A todo ello hay que sumar, además, la duplicidad de presencias en el territorio, resultado de unos años de fusiones y concentración dentro del sector.
Hace unas semanas se daba a conocer una encuesta realizada en el marco del Estudio de percepción de los avances realizados en la España despoblada desde el 31 marzo de 2019 que concluye que, de entre todos los servicios básicos del entorno rural, el que más ha retrocedido en los últimos dos años ha sido el bancario.
Así lo piensa la mayoría de los encuestados. Una pregunta que se les hizo antes de los últimos anuncios comunicados y que, presumiblemente, arrojaría un porcentaje mayor si se hiciera en los próximos meses.
El cierre de oficinas bancarias, un problema también para los jóvenes
Aunque comprensible, la menor presencia de bancos en el entorno rural es sin duda un grave inconveniente para una población cada vez más envejecida y con serias dificultades para cubrir sus necesidades financieras. Pero es que los más jóvenes tampoco lo tienen fácil.
Aunque están más familiarizados con el entorno digital, a tenor de la encuesta mencionada, consideran que uno de los pasos necesarios para tratar de combatir la despoblación pasa por una mejora de las redes digitales y la conectividad.
Las recientes decisiones de una parte del sector financiero no ayudan a revertir uno de los fenómenos más graves a los que se expone la sociedad: la hiperconcentración de población en entornos urbanos. En los próximos 30 años las ciudades albergarán el 70 por ciento de la población mundial, frente al 55 por ciento actual.
En la actualidad, las ciudades generan el 80 por ciento del PIB mundial, lo que significa que cualquier riesgo que afecte a estos mega núcleos urbanos tendrá importantes repercusiones económicas.
Y una de las formas de prevenirlos es ayudar a que las personas no se vean forzadas a tomar decisiones migratorias no deseadas. Por eso, fomentar y retener la población rural es de capital importancia.
Impacto en el setor asegurador
Aunque todavía está por ver cómo se distribuirá el cierre de las entidades financieras por la geografía española, cabe la posibilidad de que, además de limitar el acceso a los servicios bancarios, los ciudadanos también vean limitado su acceso a los servicios aseguradores, dado que en virtud de los acuerdos de bancaseguros, gran parte de la red de oficinas bancarias también eran responsables de estos últimos.
En todo caso, la menor presencia de algunos actores económicos podría servir para reforzar la presencia de otros.
Un motivo para la esperanza es la inyección de 140.000 millones para los próximos seis años procedentes de Europa y que con toda seguridad no ignorarán el problema de la España vaciada, en donde el Gobierno ha anunciado ya que dedicará 10.000 millones a la lucha de la España despoblada.
De hecho, hace unos meses, el Ejecutivo presentó el Plan de recuperación, transformación y resilencia. En él, de las diez políticas palanca de reforma estructural para un crecimiento sostenible e inclusivo que desarrollaba, la primera era: Agenda urbana y rural y lucha contra la despoblación.
Intentos como el de Castilla-La Mancha, con una ley pionera en España, para utilizar por primera vez la política fiscal como herramienta para luchar contra la despoblación, son también una llamada al optimismo.
Como vemos, hay fuerzas que empujan a favor y en contra de la recuperación del espacio rural como proyecto de futuro. Tenemos que apoyar a las primeras y el sector asegurador, con su capilaridad, puede y debe ayudar de manera decidida. ● Un artículo de Luis María Sáez de Jáuregui, vicepresidente de la Fundación AXA